GRAN PROYECCIÓN Santiago Calatrava (Valencia, 1951) acumula encargos y proyectos y se ha convertido en el arquitecto español con más proyección internacional. Del humilde pero elegante puente de Bac de Roda, diseñado en torno a Barcelona 92, ha pasado en apenas 15 años a liderar el efecto Guggenheim que privilegia lo espectacular y espolea la megalomanía de los políticos, ansiosos de que sus ciudades aparezcan en el mapa más internacional y glamouroso. Calatrava, ingeniero de formación, debe buena parte de la formulación organicista de sus edificios a Antoni Gaudí. La deuda con el arquitecto catalán es más que evidente en algunas de las construcciones de la Ciudad de las Artes y las Ciencias en Valencia, donde imita la típica estructura en forma de costillar de Gaudí, o en el Auditorio de Tenerife, alicatado de trencadís blanco. El tropiezo de Venecia, donde está en cuarentena su puente sobre el Gran Canal a causa de su peso, no empaña su fulgurante carrera.PODER ARQUITECTÓNICO Deyan Sudjic, en su interesante libro La arquitectura del poder

sitúa a Calatrava en el grupo elitista de apenas una veintena de profesionales que pasan parte de su tiempo en vuelos transoceánicos, participando en los principales concursos de arquitectura del mundo. Es el único español de la lista, donde hay una sola mujer, la iraní Zaha Hadid. Calatrava ha encontrado en EEUU la perfecta horma de su zapato. Expuso en el MOMA de Nueva York sus esculturas y se convirtió en una celebridad con su proyecto para la zona cero y la entrada a la red de transporte público, recubierta por una espectacular coraza en forma de alas de paloma. R.F.