El goteo cruel de mujeres asesinadas continúa. Son 27 este año --hay otro caso bajo investigación en Redondela-, tres en las últimas horas. Dos de ellas en Madrid y otra más en Murcia. El relato comienza en la madrileña calle Vicente Espinel, donde una mujer de 55 años murió estrangulada a última hora del sábado. Según fuentes policiales, la víctima falleció a manos de su marido, que fue atendido por dos heridas de arma blanca en tórax y abdomen al intentar autolesionarse.

Cuando llegaron al domicilio del matrimonio, los sanitarios del 112 ya no pudieron aplicar maniobras de reanimación y los síntomas eran claros de haber muerto asfixiada. Allí mismo atendieron a su marido, también español y de 55 años, de dos heridas no penetrantes de arma blanca en el abdomen y en el tórax, por lo que fue trasladado al hospital Gregorio Marañón con pronóstico menos grave.

Mientras, en la localidad madrileña de Collado Villalba, agentes de la Guardia Civil detuvieron ayer a un hombre de 43 años como presunto autor del asesinato, el sábado, de su mujer, de 38 años y nacionalidad rumana.

Fue el presunto asesino el que avisó de que su mujer estaba muerta en su domicilio amordazada y atada, señalaron fuentes de la Benemérita, que a primera hora de la mañana procedió a detener al hombre, de nacionalidad española, acusado de asesinato. No había antecedentes de denuncias por malos tratos.

El tercer crimen machista del fin de semana ocurrió en Murcia. Un trabajador de la Asociación para la Atención de Personas con Trastornos Generalizados del Desarrollo mató de madrugada a una compañera de ese centro en Molina de Segura, de 31 años, y después de suicidó, según informaron a Efe fuentes de la investigación. La Policía Nacional maneja el asesinato como un crimen machista.

El juzgado de guardia activó el protocolo para este tipo de casos tras conocerse el asesinato a las 7.25 horas, cuando una trabajadora entraba al centro para dar el relevo a la víctima, a la que halló muerta en el suelo, boca abajo y sobre un charco de sangre. El hombre estaba ahorcado.

La mujer, natural de Molina de Segura, había nacido en 1986, estaba separada y tenía un hijo, según las mismas fuentes, mientras que el hombre, originario de la localidad murciana de Beniel, nació en 1969 y estaba casado.

En el registro policial de los coches aparcados de los fallecidos fueron hallados en el interior de ambos silletas, una nevera y efectos de los que suelen llevarse para pasar un día de playa. Los dos trabajaban en el centro de la Asociación para la Atención de Personas con Trastornos Generalizados del Desarrollo, fundada en 1996 para la atención de personas con autismo, una de cuyas residencias y centro de día está ubicada en la avenida del Chorrico, donde la presidenta de la organización, María Soledad Guerrero, leyó en un comunicado que decía que el centro había sido «el escenario de una tragedia».

Sin admitir preguntas posteriores, hizo especial hincapié en que no había habido «ninguna persona con trastornos del espectro autista afectada». El ayuntamiento molinense se puso a disposición de las familias afectadas y decretó dos días de luto, ayer y hoy, con arriado a media asta de las banderas oficiales.