Desde que, hace unos meses, Harvey Weinstein fue barrido de Hollywood cuando docenas de mujeres lo acusaron de abusos sexuales, la ola de alegaciones ha caído sobre numerosas figuras prominentes del mundo del espectáculo como hoja de guillotina. El proceso de purga interna que estos días vive la industria es arrollador y un intenso debate sobre la diferencia entre seducir y acosar está servido. El actor Matt Damon, por ejemplo, fue apedreado públicamente en Twitter por opinar que un hombre que toca el culo a una mujer no es lo mismo que un violador. Y 100 mujeres francesas, Catherine Deneuve entre ellas, a través de una carta abierta han alertado contra la propagación de un nuevo puritanismo.

Sorprendentemente, pese a esa contundencia, Woody Allen había logrado permanecer relativamente indemne hasta ahora. Era, claro, cuestión de tiempo. Tras los acontecimientos de los últimos días, muchos dan su carrera por acabada.

El director neoyorquino, recordemos, fue acusado en 1992 de haber abusado sexualmente de su hija Dylan Farrow cuando esta tenía solo 7 años. Según apareció recogido por entonces en un artículo de 'Vanity Fair', los hechos presuntamente ocurrieron después de años de comportamientos sospechosos -muestras de cariño excesivas, tocamientos inapropiados-, y de que Allen visitara a un terapeuta para tratar su fijación con la niña.

Woody Allen con Dylan en brazos, en 1985, junto a su entonces esposa, Mia Farrow.

Las acusaciones las vertió Mia Farrow, que tras su ruptura con Allen estaba inmersa en unas complicadas negociaciones de custodias y manutenciones; y que solo cuatro meses antes había descubierto que otra de sus hijas, Soon-Yi Previn -a la que había adoptado junto a su pareja previa, André Previn-, mantenía una relación con el director. Este, por su parte, acusó a Farrow de haber orquestado un montaje y lavado el cerebro a la niña para vengarse de él.

Boda en Venecia

El conflicto se prolongó durante años e involucró a varios jueces, fiscales, médicos y comités. No se encontraron evidencias flagrantes de mala conducta ni se llegaron a presentar cargos criminales. En 1997 Allen y Soon-Yi se casaron en Venecia, y posteriormente adoptaron a dos hijas. Ambas adopciones fueron debidamente revisadas y no se encontró ninguna razón por la que no pudieran ser autorizadas.

Woody allen y Soon-yi Previn, en 1997, durante su luna de miel en París.AFP / JACK GUEZ

A lo largo de los años, la sombra de la sospecha ha sobrevolado por a Woody Allen. Él se ha mantenido mayormente callado al respecto, y ese silencio ha creado un vacío que cualquiera con un teclado y una conexión a internet ha contribuido a llenar en dos sentidos: presentando al cineasta como un ser vil o tratándolo de víctima, bien del revanchismo de Farrow o bien de las ansias de fama de sus hijos. Él ha seguido dirigiendo películas sin parar, y el estreno de cada una de ellas ha generado profusas insinuaciones sobre su vida privada, y sobre incluso que la querencia a las mujeres jóvenes que su cine reflejaba era una prueba del delito.

Es inevitable pensar que quizá ‘A rainy day in New York’ será la última película de su carrera

En el 2014, Dylan Farrow lanzó en primera persona una acusación pública contra el cineasta desde las páginas del 'The New York Times'. Asimismo, culpó a actrices como Diane Keaton, Cate Blanchett, Emma Stone y Scarlett Johansson por no haber tenido reparos a la hora de trabajar con él. Apoyada por las enfadadas intervenciones en redes sociales de su madre y su hermano Ronan -periodista, y uno de los artífices de la caída de Weinstein-, la joven apenas logró que el asunto despertara un interés momentáneo en Hollywood, que no tuvo reparos en volver a esconderlo debajo de la alfombra.

Reacciones

Pero hoy el mundo es otro; uno en el que una acusación es por sí misma una prueba, y por tanto puede dañar reputaciones de forma irreparable. Y eso quizá sea bueno -de otro modo es posible que Weinstein nunca hubiera sido erradicado- o quizá no pero, en todo caso, en Hollywood ahora sí están dispuestos a escuchar. Tras publicar un nuevo artículo dos semanas atrás, esta vez en 'Los Angeles Times', Dylan Farrow apareció este jueves por televisión insistiendo en su verdad. Mientras, en los últimos días se han precipitado las reacciones: intérpretes como Greta Gerwig y Rebecca Hall se han arrepentido públicamente de haber filmado con Allen; otros como Ellen Page y Timothée Chalamet han ido más lejos anunciando que donarán el dinero ganado trabajando para él a organizaciones como TimesUp o RAINN, dedicadas a proteger a las víctimas de abusos.

Es inevitable pensar que quizá la película que Woody Allen acaba de rodar, 'A rainy day in New York', será la última de su carrera. En este momento se hace difícil imaginar que, por principios o a causa del clima reinante, alguien quiera financiar su próximo proyecto o participar en él, sea cual sea.