El 6 de junio de 1998, hace ahora exactamente 20 años, el sexo inundó las pantallas de televisión a través de una serie revolucionaria que rompió moldes al presentar a un cuarteto de treinteañeras independientes, autosuficientes y, sobre todo y ante todo, dueñas sin complejos de su cuerpo. Era Sex and the city, producción que en España se tituló Sexo en Nueva York, sutil cambio para enfatizar la fascinación que siempre ha existido por la ciudad de los rascacielos (de todo tipo), y en el que se desarrollaban las peripecias profesionales y sexuales de las protagonistas.

Vaya por delante que el pilar de la serie era el sexo, no la pornografía; aunque los comentarios, reflexiones e incluso alguna de las imágenes que se mostraban de refilón podían poner los pelos de punta a más de uno. Y es que hasta que llegó Sexo en Nueva York no se había visto algo tan explicito en la pequeña pantalla. Eso sí, la serie era una producción de la televisión de pago (la prestigiosa HBO), un segmento no mayoritario del mercado audiovisual que, por su carácter codificado, siempre ha tenido una mayor permisividad en la peculiar sociedad estadounidense. Esa misma sociedad que soporta mejor la visión de un primer plano de una persona acribillada a balazos que de un pezón femenino.

Mucho glamur

La revolucionaria visión del sexo a través de mujeres cultas, inteligentes y con muchísimo glamur (los cientos de modelitos que lucen no están al alcance del común de los mortales) impactó de tal modo que, ya desde el primer episodio, se convirtió en algo más que un éxito televisivo (ganó ocho Globos de Oro y siete Emmys); fue un auténtico fenómeno de masas planetario que, 14 años después de su cancelación (el 22 de febrero del 2004), sigue siendo uno de las joyas de la corona del catálogo de la HBO. Así, la plataforma española de esta cadena de pago tiene como uno de sus principales reclamos los 94 episodios (en seis temporadas) de la producción.

Sarah Jessica Parker (como Carrie Bradshaw), Kim Cattrall (Samantha Jones), Kristin Davis (Charlotte York) y Cynthia Nixon (Miranda Hobbes) eran las protagonistas de esta serie ya histórica que marcó una época, y que se basaba (de forma muy libre) en las columnas de opinión que escribía en el periódico The New York Observer la escritora Candace Bushnell.