Además de hablar y estar cerca de los adolescentes, los especialistas también recomiendan que los padres recuperen la supervisión de sus móviles y de sus navegaciones por internet. Sin invadir sus vidas y sin estorbarles, pero es conveniente estar al tanto de si visitan webs poco recomendables o peligrosas cuando están solos.
Los expertos piden no promover la glamurización de la autolesión ni ensalzar los supuestos elementos románticos que defienden sus partidarios. No elogiarla ni promocionar «posibles ventajas», señalan en Autolesion.com. «La mayoría de las personas no recurren a la autolesión, sino que son capaces de adaptarse a sus dificultades sin necesidad de hacerse daño», recuerdan.
Los expertos también recomiendan que se fomente el diálogo y la escucha activa en el seno de las familias para ayudar a los adolescentes a poner en palabras lo que sienten y para que puedan tener ayuda. «Que sepan que se pueden buscar soluciones profesionales y apoyo psicológico», afirma Diana Díaz, de la Fundación Anar.
En caso de autolesión, los profesionales aconsejan acudir de forma inmediata a los servicios de urgencias o, en su caso, a un psiquiatra para establecer el protocolo a seguir. El caso puede estar asociado a una patología, como trastorno de conducta, ansiedad o depresión. También motivado por el consumo de sustancias, aunque puede no estar ligado a ninguna patología.
Otra manera de no promover ni animar el comportamiento autolesivo es no compartir los métodos de autolesión ni abundar en posibles maneras de autoagredirse más, ni explicar qué utensilios son más idóneos para realizar estas prácticas o cómo conseguirlos. Se trata, en definitiva, de no dar ideas a sus seguidores.
No tener problemas para denunciar cuentas que difunden este tipo de contenidos. Todas las redes sociales consideran las autolesiones como un contenido inapropiado y ofrecen mecanismos para la denuncia anónima. Cuando la cuenta recibe varias denuncias, la red social la suspende y la somete a revisión manual. Puede ser cerrada definitivamente.
