¿Qué queda del 15-M cinco años después? Nadie sabía lo que era cuando empezó, el 17 de mayo del 2011 en Zaragoza, y nadie se atrevió a atisbar en qué se concretaría el mayor estallido social de la democracia española. Todos coincidían en algo: "El 15-M es de todos y nadie se lo puede apropiar". Un lustro después, aquella masa social descontenta, indignada, alejada de sus representantes políticos, ha cambiado de expresión.

¿Sigue vivo el 15-M? ¿Dónde están quienes plantaron su tienda la primera noche? ¿Sigue sin ser "de nadie" el movimiento? ¿Está dormida la movilización? Hoy, quienes formaron parte de aquella fecha tienen una cita para el recuerdo. Para rememorar el origen y analizar dónde han llegado. Quienes mantienen vivo el espíritu de la acampada en la capital aragonesa han organizado una exposición en el Centro Social Comunitario Luis Buñuel ubicado en el antiguo instituto, en la plaza Santo Domingo de Zaragoza.

Fotografías a pie de tienda. Imágenes de las asambleas y del lenguaje adoptado en esta y en todas las plazas de España. Manos arriba, agitándose, para aplaudir. Otras tantas con las palmas abiertas: "Estas son nuestras armas". Ciudadanos de a pie con megáfono en mano.

Pancartas y eslóganes capaces de despertar conciencias dormidas: Pienso, luego estorbo. Y las tradicionales que se hicieron seña de identidad del movimiento: No hay pan para tanto chorizo, Democracia real ¡Ya!, No nos representan. Todas ellas arropadas bajo el símbolo del paraguas amarillo.

"Hemos recogido pancartas y fotos de todas las mareas, del espacio de Derechos Civiles, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, de los indignados del Gancho, de los jubilados, y de las asambleas de Delicias y de San José: de todos los espacios surgidos a raíz del 15-M", explicó Maripaz Tomás, una de las organizadoras, que llegó, recuerda, "la segunda" a la plaza del Pilar.

RECUPERAR LA CALLE Más allá de la exposición, la cita de hoy pretende ser un encuentro de todos los que fueron 15-M, los que dejaron de serlo, y de quienes siguen manteniendo vivo su espíritu. "Es un bonito momento para encontrarnos y celebrar las victorias que ha habido por el camino. Ver que somos muchos los que seguimos y no pensar solo en lo que queda por hacer", afirmó Elsa Navarra, del movimiento 15-M y portavoz ahora del centro social Luis Buñuel. El panorama político ha cambiado. Esa ha sido la principal consecuencia del movimiento de los indignados, pero no la única. La participación ciudadana se ha transformado y, a raíz de las asambleas en las plazas, han cristalizado nuevos movimientos en los que se defiende que la ciudadanía debe tomar las riendas y hacer propuestas a las instituciones.

"Se ha conseguido el asalto institucional, pero nos hemos dado cuenta de que las estructuras de poder son las que son y no se puede hacer todo lo que queríamos", reconoció Navarro. "Este primer año de cambio político en el Ayuntamiento de Zaragoza lo hemos vivido de manera extraña, porque no sabíamos cómo situarnos frente a un Gobierno formado por quienes fueron nuestros compañeros, y no les hemos dado apoyo en la calle", aseveró.

Casi un año después de que la primera candidatura de origen municipalista de la historia llegara al Gobierno de Zaragoza, los descendientes del 15-M reconocen que han estado descolocados, e incluso, "cohibidos". "Personas que eran muy potentes en los movimientos ahora están en las instituciones, y eso nos dejó perdidos", incidió. Ahora, tras un periodo de adaptación, llegan a la conclusión de que "la vía institucional y la vía de la calle son paralelas y necesarias, y la parte de la calle ha fallado, porque nos hemos acomodado", afirmó Maripaz Tomás.

Por eso, el ideal es "recuperar la calle" y sostener "desde abajo" políticas basadas en la justicia social y la democracia participativa. Pero, insisten, el cambio empezado el 15 de mayo del 2011 en la Puerta del Sol de Madrid es un trayecto de largo recorrido. "El 15-M es todavía una niña. Estamos aprendiendo a participar y a construir la ciudad. Las asambleas en la plaza del Pilar ya no hacen falta, pero sí tenemos que estar ahí, con la gente de a pie, para conocer sus necesidades y propuestas y guiar a quienes están en las instituciones", puntualiza.