Al menos 531 empresas han trasladado su sede de Cataluña a otras ciudades españolas, según confirmó ayer el Colegio de Registradores de España con datos de los registros mercantiles catalanes. El gran éxodo de sedes de empresas se produjo el pasado día 9, con un total de 212 empresas, otras 177 inscribieron el cambio societario el día 10 y 135 lo hicieron el día 11 (para ese día solo hay datos de Barcelona y Gerona). Durante octubre solo 22 empresas trasladaron su sede de otras zonas a Cataluña.

Piezas emblemáticas del mapa empresarial catalán han renegado de la vía de la independencia y decidido trasladar su domicilio social a otros puntos de España. El Colegio de Registradores de España actualiza los datos de manera constante y se prevé que el número de traslados aumente.

Los bancos y un buen número de empresas han decidido satisfacer a la mayoría de sus clientes y buscar el paraguas del marco legal del Estado y de la Unión Europea (seguridad jurídica). Los registradores dedican buena parte de su tiempo en las últimas semanas a anotar esos cambios societarios. En su mayoría se trata de la anotación de un nuevo domicilio social. En otros, el domicilio fiscal, que comporta la tramitación de impuestos en la nueva plaza.

La lista de empresas trasladadas es destacable especialmente en el nivel y tamaño de sus integrantes. Y es que cuanto mayor es una empresa más lejos tiene a sus clientes y proveedores y el ámbito estatal es el natural de cualquier firma relevante catalana. Existen otras de ámbito internacional con más opciones de elección, pero el arrullo de la UE es demasiado cálido para ser despreciado frente al páramo que vislumbran esas empresas en una Cataluña independiente.

Y es que frente a lo que los más críticos describen como un proceso de balcanización económica, la presión de los clientes se ha transformado en un toma o deja. Incluso pequeñas y medianas empresas han reconocido que las preguntas de sus clientes se han transformado en veladas amenazas y que el boicot a sus productos puede llegar a ser una realidad que deben evitar.

«Estamos viendo cómo mes tras mes va reduciéndose la compra de nuestras elaboraciones en los establecimientos del resto de España. No existe un boicot activo hacia nuestros productos, pero injustamente hay cansancio y rechazo hacia Cataluña», afirmaba a Efe Roberto Ruiz, un pequeño empresario barcelonés que se dedica a la elaboración de paté de aceitunas. Sus ventas fuera de Cataluña han caído el 70%.

Durante buena parte del día de ayer se especuló con la marcha del Mobile World Congress de Barcelona. La GSMA, que agrupa a 800 operadores con casi 300 empresas del ecosistema de la telefonía móvil y que organiza el mayor congreso de telefonía móvil del mundo, lo negó a través de un comunicado. La feria se celebrará en la ciudad catalana.