No parece que el acuerdo de la izquierda aragonesa para que la diputada de Podemos Violeta Barba resultara ayer investida presidenta de las Cortes autonómicas vaya a suponer un cambio sustancial en la gobernabilidad de las instituciones de la comunidad. Al presidente Javier Lambán le va a seguir costando sangre, sudor y lágrimas edificar una relación cordial, discreta y leal, como son todas las relaciones duraderas en política, con Pablo Echenique para cerrar las cuestiones troncales que requieran del concurso de Podemos. Pudo constatarlo en el pleno celebrado en la Aljafería, en medio de un malestar indisimulado de los socialistas ante la utilización partidista del protocolo por parte de la plana mayor podemista. No podían criticar al socio en voz alta, pero los delataron las miradas, el lenguaje corporal y algunos mensajes explícitos.

El líder del partido morado, Pablo Iglesias, encabezó el séquito para poner de manifiesto que el pacto de las izquierdas es posible y sencillo, tanto en Aragón como en España. Y probablemente en Madrid, medios, políticos y observadores, le compraran la idea. Pero aquí no cuela, sabemos que no es tan fácil. Una cosa es fotografiarse en los pasillos del Parlamento y otra ponerse a remar en la misma dirección, con confianza y determinación. Del encuentro siempre pendiente entre Lambán y Pedro Santisteve, alcalde de Zaragoza que también estuvo ayer en palacio para celebrar la designación de Barba, nada se sabe. Como tampoco de si el Gobierno regional podrá presentar unos presupuestos para el año que viene consensuados con Podemos para evitar que su tramitación, cuando sea posible, se prolongue indefinidamente. O si un día escucharemos al portavoz socialista municipal, Carlos Pérez Anadón, decir algo bonito del alcalde al que apoyó hace un año con su voto...

¿De estos "pactos modélicos" hablaba ayer Iglesias? ¿De los pactos a regañadientes como mal menor con los que funciona Aragón desde hace un año? ¿De los pactos para la gobernabilidad de la capital que propusieron este verano Zaragoza en Común y el PSOE en dos documentos muy distintos sobre los que apenas se trabaja...?

Aragón y Zaragoza piden a gritos un pacto. Pero un pacto de verdad, no una componenda para seguir gestionando al trantrán. Un pacto que comporte un proyecto político para avanzar como territorio, y no solo para balancear siglas y para mantener al personal electo en sus lustrosos cargos.