Estaba buscando trabajo cuando vio, en Facebook, un anuncio que encajaba perfectamente con lo que deseaba: un empleo como profesora auxiliar de conversación en inglés en España. Ruth Sturgess, 22 años, lingüista y con experiencia como educadora en una escuela de educación especial británica, lleva apenas un mes en un colegio catalán y no se arrepiente en absoluto de haberse dejado llevar por aquel primer impulso. La experiencia está siendo, dice, de lo más positivo y enriquecedor. «Y creo que los niños me han aceptado estupendamente, porque me preguntan, me escuchan con atención y noto que me aprecian», explica la joven, originaria de Londres.

Su función es dar apoyo a los profesores en las clases que se imparten en inglés, organizar pequeñas actividades de refuerzo con los alumnos y ser, de paso, modelo lingüístico para los chavales. No todos los alumnos disponen en sus casas de los recursos para tener acceso, de primera mano, a alguien que habla con un impecable acento londinense como el de Ruth. Ella es ejemplo para que ganen en fluidez oral y mejoren la pronunciación, pero también ayuda a que los chavales conozcan costumbres, tradiciones o curiosidades de su país de origen, por ejemplo. «Ahora, con la Navidad, no pararon de hacerme preguntas sobre cómo se vive esta época en el Reino Unido», comenta con una sonrisa.

Los programas de los auxiliares de conversación son de los mejor valorados por los docentes, porque introducen el inglés en el aula de un modo estimulante para los alumnos (el auxiliar suele ser visto como un hermano mayor más que como un profesor). El problema es que pese a ello, el Ministerio de Educación que es quien lo organiza, no alcanza a atender todas las peticiones por razones presupuestarias.

Complemento en clase

En Aragón existe esta figura y, según datos del Departamento de Educación, hay un centenar de profesores nativos que imparten unas 12 horas a la semana. «El auxiliar de conversación actúa como auténtico embajador de su país en el centro educativo, promoviendo la cultura y la lengua propia», indicó la DGA.

Los auxiliares que trabajan en la comunidad provienen de países como Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia, Italia o Alemania y están colaborando en centros de Educación Infantil, Primaria, Secundaria y Escuelas Oficiales de Idiomas, así como en los Centros Rurales de Innovación Educativa. «Entre las diferentes funciones asignadas destaca el colaborar en mejorar las competencias orales (listening o speaking) y el elaborar materiales para acercar al alumnado a lengua y la cultura del país de origen», precisaron desde Educación.

Por su parte, desde el sindicato CSIF defendieron la figura del nativo en el aula como «complemento» del profesor. «Lo que no puede ser es que un docente imparta todo en inglés. Es decir, a la hora de explicar una materia es fundamental que el alumno lo entienda en castellano primero y, de forma simultánea, un nativo puede matizar alguna palabra o concepto en inglés. Eso sería ideal», explicó Alfonso Zafra.

«Por ejemplo, si hay que explicar la fotosíntesis en clase lo más normal es que se haga en castellano, porque ya de por sí puede ser un proceso complicado por los términos como para transmitirlo en otro idioma» dijo. Así, el responsable de Educación en CSIF Aragón consideró que hay asignaturas «que deberían darse siempre en la lengua materna» y, después, «si hay un nativo que lo repite en inglés y mejora el acento, bienvenido sea», precisó Zafra.