«Si tira algo suelen ser productos frescos a causa de un exceso de compra», afirma David Ballestar, un joven escultor de Zaragoza que también tiene formación y experiencia profesional como cocinero. Así, acerca de los hábitos que mantiene a la hora de aprovechar alimentos, afirma que no suele desperdiciar «casi nada». A la hora de comprar, explica que, en la medida de lo posible sí que planifica. En cambio, acerca de las sobras del plato, indica que no suele aprovecharlo porque ese producto «ya está contaminado». Precisamente, para evitar este problema ajusta las raciones «para que no sobre nada». Gracias a su experiencia como cocinero pudo observar que en los restaurantes «se desperdicia gran parte y en casa no quieres que sea así, es un gasto de energía y residuos sin sentido», recalca. Y sobre las de las ofertas de los supermercados y otros establecimientos, plantea que si esos alimentos no se gestionan bien, luego se tirarán. Así, juzga que por mucho que el precio sea barato, si no le puedes dar salida, es una mala compra. «Sin embargo, si sabes que puedes gestionarlo, es buena». En cuanto a los formatos de venta de los supermercados, considera que no piensan en el consumidor, sino en lo que les conviene. Además, la compra en estos centros genera «un montón de residuos asociados», en referencia a los envases. Por eso, cree que es mejor comprar, por ejemplo, en fruterías, «ya que se puede ajustar más la cantidad, el producto es más fresco y se genera una cadena real entre consumidor y detallista».