Suena raro hablar de desconfianza y de mal rollo latente después de que Zaragoza en Común (ZeC), PSOE y Chunta se hayan puesto de acuerdo para aprobar el presupuesto de la capital aragonesa, pero ninguno de los tres oculta que la izquierda municipal de este pacto a tres no sale ni reforzada ni más tocada que antes, simplemente sale del paso. Un suma y sigue que se tradujo, acto seguido de votar a favor de la aprobación en la comisión de Economía, en un cruce de advertencias que no augura nada bueno este año. Ni nada nuevo bajo el sol, por otra parte.

Esta vez no hubo fotografía de los tres. La sustituyeron por una ronda de declaraciones en la que el Gobierno reclamaba «lealtad» a socialistas y nacionalistas para poder llevar a cabo los proyectos que incluía el documento que acababan de apoyar. Y los otros le aseguraban que esto no era la meta sino el principio de un año que mirarán con lupa. El PSOE no espera «un nuevo mundo de concordia y flower power». Y CHA está harta de ser «el pegamento» de una izquierda que no se deja, que no tiene «voluntad de colaborar porque pegarse, lo hace a diario».

Sin ni siquiera dejar enfriar el éxito, los tres partidos salieron del debate con ganas de recordarse mutuamente que esto solo acaba de comenzar. Aunque al menos sea la primera gran ciudad en España que consigue el presupuesto, como alardeaba el portavoz de Zaragoza en Común (ZeC), Pablo Muñoz, en sala de prensa. Que apostillaba que la negociación había conseguido hacer «más realistas» las propuestas de PSOE y CHA, al rebajar sus pretensiones en cuantía y no quemar los proyectos estrella del Gobierno. «Tenor Fleta se ha reconsiderado y redimensionado», añadía quien va a ser el encargado de sacarlo adelante este año.

«El problema que tiene este Gobierno es que no ha entendido bien qué significa gobernar en franca minoría», remarcaba el socialista Javier Trívez, al finalizar la comisión. Para él, el equilibrio significa ceder y llegar a acuerdos, algo que ZeC no siempre asimila. Así que «cualquier grupo se debilita y fortalece diariamente», al tiempo que destacaba que «en los hitos importantes, el PSOE siempre ha actuado con responsabilidad». En los presupuestos del 2016 y en las ordenanzas fiscales del 2017. Pero que de ahí a llevarse bien... «tampoco es que tengamos mucha confianza».

Zaragoza tiene presupuesto porque la prórroga es algo nefasto para una Administración. Como bien sabe el presidente aragonés, Javier Lambán, al que el PP hace responsable del acuerdo. «El PSOE se ha conformado con las migajas porque se lo ha impuesto Lambán», exclamó el portavoz conservador, Jorge Azcón, en la comisión de Economía. Porque, a su juicio, el guión autonómico estaba a prueba del «patético espectáculo» dado por la izquierda con el 010, «bailando al son que marcaba el señor Cubero», responsable de Servicios Públicos e impulsor de la municipalización. «Zaragoza ha tenido la suerte de que Cubero haya sido padre», llegó a decir para burlarse de que el pacto ha llegado cuando él está de baja por paternidad.

El edil del PP estaba encendido desde el minuto uno. «Cuidado con la ira, que es muy temprano», le repetía hasta tres veces Fernando Rivarés al inicio de la sesión. «Métase sus palabritas por donde le quepan», le respondía el popular, antes de iniciar un receso de una hora para estudiar las 41 transaccionales presentadas.

A la vuelta, le tocó el turno a Carmelo Asensio. Al remarcar el escaso éxito del PP con sus enmiendas, Azcón le contestó con dureza: «El PP sirve para ganar elecciones. No le voy a preguntar para qué sirve CHA. Durante mucho tiempo ha hecho de portavoz del PSOE. En su caso, va a llevarle a su desaparición. Usted sí lo va a conseguir».