Los vecinos de Andorra se volcaron ayer con la familia Iranzo en el funeral por José Luis Iranzo, que a sus 40 años perdió la vida presuntamente a manos de un asesino sin escúpulos sin más motivos que ir a su mas, como todos los días. Deja un niño de tres años y esposa que, como el resto de vecinos, van experimentando una cascada de emociones que, presididas por el dolor, incluyen «la rabia, el desconcierto y el enfado», sintetizaba una de las vecinas que acudió a la misa, Josefa. Una voz entre la multitud, porque cientos de personas, quizá miles, abarrotaban la plaza de la Iglesia, que permaneció con las puertas abiertas mientras se oficiaba el homenaje. Poco se oía entre el respetuoso silencio -salvo aplausos con las diversas intervenciones- que ya empezó al paso de Pascuala Balaguer, la viuda del Pastor de Andorra y abuela de la víctima, de 102 años.

El féretro entró en la plaza que preside la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora a hombros de los amigos de la víctima, ante la emoción de los presentes. Pocas muertes, quizá con la excepción del Pastor de Andorra, abuelo precisamente del finado, parecen haberse sentido tan profunda y unánimemente en la localidad. Primero por la persona, destacada como profesional y sindicalista de la agricultura y ganadería en UAGA tanto como por su bondad, destacaban los vecinos. Pero también por el sinsentido de la forma en la que ha muerto.

CONMOCIÓN / «Es que esto no te lo puedes esperar, lo ves en las películas americanas, que vaya alguien pegando tiros por ahí. ¿Pero aquí en Teruel, quién se iba a imaginar esto?», exponía Josefa, a la que todos conocen como Jose. «Pero si aquí solo llega la gente cuando se confunde con el GPS y quieren ir a la Andorra del esquí. ¿Qué pinta aquí un tío llegado de la otra punta de Europa pegando tiros?», añadía su marido, que prefería no decir su nombre.

El funeral contó con casi todas las autoridades que habían acudido previamente al oficiado en Alcañiz, donde el consejero de Presidencia Vicente Guillén -visiblemente emocionado al salir de la iglesia andorrana- se había referido a Iranzo como «un ciudadano ejemplar de nuestra provincia, no solo por su labor, sino por trabajar para la gente de aquí, una ayuda que ha pagado con su vida», lamentó el consejero turolense, acompañado por la igualmente bajoaragonesa Mayte Pérez, su homóloga en Cultura, y Joaquín Olona, con especial relación con Iranzo. Gustavo Alcalde propuso que se le conceda a título póstumo la medalla al mérito civil.

El cierzo soplaba ayer mientras los andorranos esperaba la salida del féretro de Iranzo, y asistían compungidos a la salida de sus familiares más cercanos, que iban recibiendo muestras de cariño de camino al cementerio. El calor lo brindaron los vecinos, con un momento especialmente emotivo a la salida del padre de Iranzo, apoyado en dos familiares, que fue recibido con un atronador aplauso. Abrumado, casi parecía sonreír al sentir el apoyo unánime del municipio.