El 31 de agosto del 2021 está marcado en rojo en el calendario de Aragón desde hace años. Y el Ministerio de Fomento lo sabe. El debate político que ha llevado al Ejecutivo central a decidir no prorrogar una concesión como la de la autopista AP-2, que ya acumula 45 años de duración -desde 1973- supone la reedición de una vieja discusión con el Gobierno autonómico, que siempre apela al sólido argumento de que dejar levantada la barrera en Alfajarín y Fraga salvaría vidas. Solo esos 65 kilómetros, si lo desean.

En Madrid llevan años dando largas a los pueblos de la N-II, ya agotados de protestar, por un desdoblamiento que nunca llega. Porque es caro, porque hay crisis o porque, llegaron a decir, habría una autopista y una autovía en paralelo. Ahora la discusión promete: el Congreso ha aprobado por amplia mayoría exigir la gestión pública pero se le olvidó hablar de la gratuidad. Y Aragón exige, como mínimo, reflexionar: ¿Cuánto vale una vida? Eso les pregunta después de que los 1,95 millones al año que la DGA dedica a ofrecer descuentos a los conductores en la AP-2 hayan servido para subvencionar el 25% de los desplazamientos totales y contribuido a que más de 2.200 camiones a diario vayan por autopista y dejen la carretera nacional.

CAUSA Y EFECTO, LA N-II

Fomento está más obligado que nunca a escuchar. Se acabaron las partidas simbólicas en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para una reivindicación «histórica». Hay que hablar, dice la DGA, de la gratuidad porque de nada servirá la gestión pública, ya que da lo mismo pagarle a una empresa estatal que a una privada. La cuestión es analizar cómo se libera del pago en taquilla para entrar en la autopista, es decir, el peaje de una decisión que es estrictamente política.

Pero esta se sustenta en datos técnicos y, lamentablemente para la seguridad vial, también económicos. Porque hacer gratis una autopista de peaje no sale a coste cero. Alguien tiene que pagar. ¿Quién está dispuesto a hacerlo? Una incógnita para la que es necesario medir el alcance y también los efectos que ya está teniendo las bonificaciones para algunos usuarios. Por ejemplo los que posibilitan que los camiones puedan obtener un 75% de descuento o que los vehículos ligeros obtengan la gratuidad en condiciones muy concretas.

La factura para la administración pública no es el único peaje que puede tener la gratuidad. En paralelo, pero muy cerca, están los pueblos de la N-II aguardando noticias. Las que llegan desde Fomento les alegran pero no es lo que ellos piden. Quieren una travesía sin camiones. Así de sencillo, sí, y así de caro, responde el ministerio. Pero la duda es cómo afectará este debate sobre la AP-2 a sus objetivos. El Gobierno aragonés ha conseguido reflotar el espíritu de unos municipios que se constituyeron en plataforma pero que, salvo la reunión en el 2015 con la DGA, llevan «unos cinco años» sin juntarse como hacían para planear protestas, pancartas, y movilizarse.

Hacerlo juntos es clave pero la plataforma está perdiendo fuelle, reconocen. «Te sientes impotente. Tantas veces reclamando y que nunca te hagan caso. Al final te cansas», explican.

Sus términos municipales han sido muchas veces noticia por trágicos accidentes. Fraga, Osera, Peñalba, Bujaraloz, Pina de Ebro, Candasnos... Ahora todos miran a Madrid pero también a la DGA, para que pelee por lo suyo, no solo por la gratuidad. Y confían en que «no se olviden del desdoblamiento de la N-II». Casi se podría decir que han fiado su capacidad de acción al Ejecutivo aragonés. Defraudarles, olvidar el proyecto, sería un duro peaje para ellos.

Así que toca hablar de números. De usos, de costes, de déficits... Y de vidas a salvar. En una concesión que ya tuvo ocasión de liberarse y el Gobierno de turno, entonces el PP de José María Aznar, la dejó pasar. Lo decía el ministro socialista José Blanco y su secretario de Estado de Infraestructuras, el oscense Víctor Morlán, para excusarse con Aragón por unos desdoblamientos que, en el momento más álgido de las protestas, seguían sin llegar.

Estaría bien que Abertis explicara el déficit de su explotación, los costes de mantenimiento o los ingresos reales por peajes. Este diario se lo ha pedido esta semana, pero ha sido imposible. No hay respuesta. Más llamativo es que Fomento asegure que son datos que maneja la concesionaria. Como si la Administración que tutela la infraestructura, el ministerio, no tuviera derecho a conocer las cifras. O como si no tuviera ya datos que son clave para gestionarla ellos.

Así que se puede analizar el uso que tiene. ¿Cuántos vehículos usan la AP-2 en el tramo de 215,5 kilómetros en los que se incluyen los 65 de Alfajarín a Fraga? Los datos oficiales del 2017 acaban de publicarse en la web de Fomento y muestran que son 11.972 de media al día, y 2.094 de ellos son vehículos pesados. Estos representan un crecimiento del 4,14% con respecto al 2016.

UN 26% MÁS, UN 36% MENOS

Pero hay dos datos más que se consideran claves en el análisis. El primero, que solo uno de cada seis vehículos son camiones, en esta autopista. El segundo que, con esos 11.972 en el último ejercicio, concluía el cuarto año consecutivo creciendo, desde el 2013, cuando se alcanzó un mínimo histórico de 9.467 vehículos de promedio al día. Se trata de un incremento del 26,4%. Pero este indicador también conviene contextualizarlo. Por ejemplo, en una serie histórica en la que el máximo de usos está ya a dos décadas de la actualidad. Fue en 1997, cuando hubo 18.687 coches y camiones circulando a diario de media. En 20 años el descenso ha sido de un 36% de bajada. En él, también es significativo el del tráfico pesado, que entonces, con 2.711, era un 29,4% más que ahora y representaba un 14,5% de los usos.

Desde entonces, los datos han experimentado subidas y bajadas constantes hasta que en el 2013, con esos 9.467, dejó de caer y remontaron los registros. Ese año, hace cinco ya, eran 1.171 camiones al día los que circulaban, casi la mitad que ahora.

Existe una explicación a este frenazo: las ayudas públicas pactadas con Fomento por la DGA. En ellas, el Gobierno autonómico se comprometía a abonar el 50% de ese 75% que disfrutan los vehículos pesados desde el 1 de enero del 2013. El ministerio pondría el otro 25%. Se le pidió entonces la gratuidad y se negó. Entonces, los trayectos de ida y vuelta salían gratis si se hacían el mismo día. Y eso dio sus frutos. Hasta hoy, cuando los últimos datos oficiales del Gobierno aragonés apuntan a que el año pasado 1.091.569 desplazamientos en la AP-2 recibieron bonificación, 254.989 de coches y vehículos ligeros, y más del triple, 836.580 de pesados. Esto es, 698 turismos y 2.292 camiones de promedio al día en el 2017. Teniendo en cuenta que, con los datos de Fomento, se contabilizaron 4,38 millones de desplazamientos en todo el año, sería como estar financiando o subvencionando al 24,8% de los mismos con dinero de Aragón.

OTRO EFECTO EN LA AP-68

Esto se consigue por el módico precio de 1.953.464,32 euros. Es el coste efectivo, abonado de una partida presupuestaria que preveía 2.360.000 en total, y que este año se ha aminorado «para ajustarse a la demanda real», según la DGA, hasta los 2,26 millones. Y llama la atención también si se compara con la otra concesión en la que se aplican estos descuentos, la AP-68, por un desdoblamiento que, al menos en su caso, ya ha empezado a ejecutarse. A sus bonificaciones se les dedica 3,36 millones en las cuentas de este ejercicio, porque ya en el 2017 costaron 3.526.000 euros.

Pero, en este caso, la lectura no puede ser solo que sumen 4.727.108,43 euros gastados en descuentos de los 5,88 millones previstos. En la AP-68, se bonifica a 930.206 turismos al año y 2.548 al día, cuatro veces más que en la AP-2. Y eso vale 2,58 millones, casi uno más que los 1,64 de la Alfajarín-Fraga. Y, además, son 172.645 camiones, 473 de media al día, que sale por 184.777,67 euros, casi cinco veces menos que los 836.580 en la AP-2 (2.292 al día), por menos del doble de dinero, 308.708,48 euros.

Cuando cruzar la barrera vale menos, los usuarios siempre responden. Ellos ya conocen su peaje por la no gratuidad: para los coches, 11,15 euros por ir entre Alfajarín y Fraga, 5,70 para el Alfajarín-Bujaraloz, 3,05 en el Alfajarín-Pina, 5,60 en el Fraga-Bujaraloz y 8,40 para el Fraga-Pina. También los camiones, con tarifas que van desde los 4,50 euros del Alfajarín-Pina a los 16,45 entre Fraga y Alfajarín, pasando por los 8,30 o 8,40 por ir o salir de Bujaraloz, y los 12,40 de Fraga-Pina. Al que lleva al volante siempre le va a salir más caro. Aunque son sus impuestos los que sostendrán igual la decisión final.