Aragón se encuentra entre las comunidades autónomas con menor desviación entre los ingresos que previó en los presupuestos del 2016 y los realmente obtenidos, llegando al 0% técnico. Estas previsiones positivas las ha calculado esta semana la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).

El buen comportamiento de los ingresos ha permitido que el déficit público del pasado ejercicio se encuentra más cercano al objetivo marcado por el Ministerio de Hacienda con un 1,08% frente al 0,7% requerido. Aunque se hizo un esfuerzo para no superar el límite de estabilidad presupuestaria marcado por Bruselas y fijado en esas siete décimas, fue imposible acercarse a ese tope, lo que ha obligado a Aragón ha elaborar un plan de ajuste financiero. Según fuentes del Gobierno de Aragón, ese plan no afecta a ninguna retención de crédito de las consejerías, por lo que, por tanto, en principio no se producirán recortes en las políticas sociales.

Por comunidades autónomas, las que presentan mayores desviaciones entre los ingresos presupuestados y los que obtuvieron realmente en el cierre de la ejecución presupuestaria son Extremadura (que alcanza una desviación del 2,7% PIB), Castilla La Mancha (1,2% del PIB), Cantabria (1% del PIB) y Murcia (0,8% del PIB). Por otro lado, las autonomías que presentaron ingresos por encima de los presupuestados fueron Cataluña, Baleares, Canarias y Valencia. Todas estas también realizaron un notable esfuerzo de contención, ya que tradicionalmente eran las que presentaban una mayor desviación y, por consiguiente, déficits más elevados.

El análisis de la fundación se centra principalmente en el comportamiento de los ingresos gracias a los impuestos cedidos por el Estado a las comunidades autónomas. En Aragón los que mejor se han comportado han sido los de Sucesiones y Donaciones, Ingresos Patrimoniales y las tasas propias.

En cualquier caso, todas las comunidades autónomas han parecido aprender de los errores del pasado y han acometido un considerable esfuerzo para no sobrevalorar sus cuentas o cometer desajustes en las cuentas que luego tendrían difícil justificación de cara a los controles de la estabilidad presupuestaria. De hecho, durante el 2013 todas las comunidades sobrevaloraron sus ingresos notablemente, lo que provoca que a medida que pasa el año dejaron sin ejecutar determinados gastos.