Aragón es una de las comunidades españolas con mayor tejido industrial y que debe hacer frente, por tanto, a la exigencia constante de una mayor competitividad y productividad que reclama un sector cada vez más globalizado. Ante este desafío, la robótica emerge como el aliado perfecto.

Desde el Instituto Tecnológico de Aragón (Itainnova) proponen aplicar una solución alternativa para que las empresas de la comunidad avance en la digitalización de sus fábricas sin tener que recurrir por ello a los temidos despidos. Tradicionalmente, la empresa podía optar por dos opciones: o mantener los procesos productivos totalmente manuales o realizar instalaciones robotizadas en la fabricación. Frente a este panorama, el Itainnova apuesta por implantar la denominada robótica colaborativa, que consiste en utilizar máquinas más pequeñas (de entre 5 y 10 kilos de peso) con una estructura similar a un brazo humano y que tienen la capacidad de levantar hasta 25 kilos.

Este alternativa supone trabajar en un entorno intermedio a las soluciones tradicionales, donde los robots realizarían las tareas más repetitivas y cansadas, mientras los trabajadores humanos se encargarían de los procesos que requieran una mayor destreza. De esta manera, la robótica colaborativa conlleva crear nuevos espacios de trabajo que favorezcan esta colaboración entre robots y humanos, de modo que puedan complementarse en sus tareas y así evitar los parones y tiempos muertos propios de los procesos industriales.

"El robot es un elemento más en la cadena de producción, favorece el proceso y que los trabajadores no tengan que realizar las tareas más pesadas", explica Daniel Gargallo, encargado de Robótica y Productos Electrónicos dentro de la dirección de Márketing de Itainnova. Además, subraya, es capaz de detectar los movimientos de las personas a su alrededor para prevenir accidentes y, en caso de fallo del sistema, se detiene.

Según Gargallo, los sectores más afectados por la automatización son principalmente la automoción, la inyección de plásticos y los sectores tecnológicos. Dentro de ellos, la robótica colaborativa no solo es aplicable a la manipulación, sino también a la logística. Actualmente, se robotiza el transporte de mercancías dentro de las empresas para, por ejemplo, mover palés. Este centro tecnológico se está especializando en este concepto de robótica y trabaja de la manos de varias empresas aragonesas para implantarlo en sus factorías.

En cuanto al efecto que este fenómeno puede tener en el empleo, Gargallo es optimista. "No ha habido mucha reducción de puestos de trabajo, pero sí se ha repuntado la formación y la demanda de personal cualificado sobre el sector". Antes, la instalación de los robots tradicionales solo la podía llevar a cabo un experto de la empresa que los comercializaba y no se podía efectuar ningún cambio sin la intervención de esa persona. Ahora, las compañías necesitan personal cualificado que sea capaz de reprogramar sus robots sin necesidad de contactar con el proveedor o fabricante, de modo que puedan ahorrarse esos costes extra. Esto ha hecho que en los últimos años haya repuntado en España la demanda y contratación de ingenieros y personal especializado en robótica y sus aplicaciones.

También hay grandes multinacionales que apuestan por los robots colaborativos. Es el caso de Amazon, que en el 2013 compró estanterías inteligentes a la empresa Kiva System para robotizar la logística de la compañía. "Si las empresas apuestan por este proceso", asegura Gargallo, "es porque es rentable".