La producción energética basada en el carbón convierte a los ciudadanos aragoneses en los terceros de España que más gases de efecto invernadero emiten al año, con 12,54 toneladas por habitante. Eso sí, si se analizara por hectáreas, dada la vasta extensión de la comunidad autónoma, sería la que menos gases emite, con 0,35 toneladas por hectárea.

Este es uno de los aspectos que concluye el Observatorio de la sostenibilidad que ha publicado recientemente el Instituto Geográfico Nacional en un amplio informe sobre los efectos de la actividad humana en el urbanismo y el medio ambiente de España. En él, se destaca precisamente el peso de la actividad minera en Aragón, que remarca que hay «muchas emisiones respecto al producto interior bruto». En el informe se destaca que además se ha subido la emisión desde 1990, aunque lo cierto es que la tendencia viene disminuyendo desde el 2008. En cualquier caso, se alerta de que se ha subido de un factor 100 al 111 cuando en Europa se ha bajado de 100 a 77.

El informe también hace una proyección sobre el cambio climático y cómo este afectará a Aragón en los próximos años. Las conclusiones no dejan duda, será una de las comunidades autónomas donde mayor incidencia tendrá y donde se constatará un considerable aumento de las temperaturas, al tiempo que las precipitaciones disminuirán. Salvo en los veranos a finales de siglo, en los que sí aumentará la pluviosidad.

HASTA 3 GRADOS

«Las temperaturas mínimas y máximas para Aragón sufrirán un ascenso notable a lo largo del siglo XXI, siendo el ascenso de las máximas algo mayor que el de las mínimas. En ambas variables, el verano es la estación donde se producirían los ascensos más fuertes, seguida del otoño, la primavera y el invierno», indica el informe, que cuantifica estos aumentos hasta en tres grados durante el periodo 2040-2070 y en los que la mínima crecería también medio grado.

La zona norte de Aragón sufrirá más que las del sur todas estas variaciones, según los expertos que han tomado mediciones en el estudio para luego hacer sus proyecciones.

Gracias a ellas, también se incluye un apartado en el que se evalúa las evidencias que pueden tener estos cambios sobre la biodiversidad. Así, se indica que el pino negro, una variedad muy frecuente a partir de los mil metros, especialmente en el Pirineo y el Sistema Ibérico, verá «una reducción de su área potencial importante a partir de mediados de siglo», como consecuencia del estrés hídrico que ya se está notando desde mediados del siglo XX. Los cambios en la vegetación son aún más numerosos, puesto que también se constata el adelanto de la floración del roble, «probablemente debido al aumento de las temperaturas» en el periodo previo a este proceso.

Asimismo, se destaca que «el calentamiento global en la región mediterránea facilitaría la expansión de plantas invasoras». Entre ellas, los romerales típicos del valle del Ebro que serían dispersos por el aire y pasarían así a colonizar parte de la costa. En cambio, se vería favorecido con los nuevos cambios de temperatura el pino carrasco, ya que se adapta a los climas semiáridos, aguanta bien el estrés hídrico y las altas temperaturas propias de esta zona.

Realmente todos los cambios van estrechamente unidos al aumento de las temperaturas. Es el caso también de la larva acuática de determinados insectos o de algunas algas de agua dulce que están adelantando su ciclo vital al tiempo que colonizan cada vez con más frecuencia determinadas áreas del río Ebro.

POLÍTICAS DE EVALUACIÓN

Un aspecto positivo del estudio es que analiza las distintas políticas públicas de evaluación del cambio climático que se dan en España. Y ahí, Aragón saca buena nota. Es, junto al País Vasco y La Rioja la única comunidad en la que existe una planificación política de evaluación del cambio climático, desde hace ya varios años y con buenos resultados. De hecho, estas políticas solo se desarrollan de forma activa en estas tres comunidades autónomas.

Este exhaustivo informe establece una senda sobre el futuro y las políticas que se pueden implementar en los próximos añospara combatir un problema que traerá preocupantes consecuencias, en especial si se produce ese aumento de las temperaturas y disminuye aún más el índice de precipitaciones.