Aragón registra anualmente 1.000 diagnósticos nuevos de cáncer de mama, de los cuales un porcentaje del 90% tienen curación en un periodo de cinco años si se trata de un diagnóstico precoz, según datos de la Asociación Aragonesa de Cáncer Genital y de Mama (Amac Gema).

"Los casos en edades tempranas han aumentado, pero la mortalidad se ha reducido mucho porque las mujeres se supervisan más y también porque los medios de detección han avanzado muchísimo. En la mayoría de las veces el cáncer de mama se pilla a tiempo. Como los tratamientos son ahora menos agresivos, la probabilidad de cura es muy alta", explicó María José Aybar, presidenta de Amac Gema.

La cara visible de esta enfermedad siempre es la de la mujer que lo padece (y la de sus familiares). Sin embargo, tras ella, y en un segundo plano no menos importante, trabajadoras sociales, psiconcólogas y fisioterapeutas viven el día a día de una patología que hace que su trabajo vaya más allá de lo profesional.

2.500 ATENCIONES

"Somos seres humanos y al final se crea una relación especial porque es inevitable tener sensibilidad con el tema y con la persona. Tratamos con muchas chicas jóvenes que, en mi caso, tienen mi edad y está claro que por la cabeza se te pasa ponerte en su lugar", relató Marta Gracia, que lleva casi seis años ejerciendo como trabajadora social en Amac Gema. "Somos como una familia", dice.

La asociación aragonesa realiza al año alrededor de 2.500 atenciones a mujeres desde el plano social, psicológico y terapéutico. "El impacto de un cáncer afecta a diferentes estratos. En el plano laboral, por ejemplo, es necesario aconsejar a la paciente sobre sus derechos y prestaciones y las consecuencias que a nivel sociolaboral va a tener, ya sea una baja temporal o la solicitud de una incapacidad. Nos hemos encontrado casos de mujeres que se dedican a la limpieza y que, tras superar un cáncer de mama, no se pueden incorporar a su puesto porque no pueden realizar ese esfuerzo físico. A veces notamos cierto desamparo, porque no todo el mundo entiende el sentido de la enfermedad", añadió.

Desde el punto de vista psicológico, tanto la mujer afectada como su familia requieren de un apoyo que se convierte en "fundamental" antes, durante y después del proceso.

GESTIONAR LA ANGUSTIA

"De inicio, hay que saber cómo gestionar la angustia en los momentos de espera. A muchas mujeres los planes de futuro se les paralizan en el momento en el que les dicen que tienen cáncer de mama y no saben dónde agarrarse, porque es obvio que la muerte aparece en la mente de todas ellas", comentó María Herrero, psiconcóloga de Amac Gema.

"Es muy importante que la familia esté al tanto de todo y apoye a la paciente. Las tristezas cuando se comparten son la mitad, mientras que las alegrías compartidas son el doble. Hay que estar predispuestos a contar las cosas y asumir que puede haber un cambio", añadió.