La tormenta que asoló el domingo buena parte de Zaragoza ha sido la última gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los vecinos del Arrabal, donde la fuerza del temporal derribó árboles, inundó calles, obligó a cerrar el parque del Tío Jorge -el único clausurado ayer para evaluar el estado del arbolado- hasta el viernes y causó daños en el mobiliario urbano y en edificios de la zona. Afecciones que ayer todavía eran claramente visibles. Cansados de los efectos que tienen estas incidencias, la asociación vecinal de este distrito va a exigir al ayuntamiento de la capital aragonesa una serie de medidas que mejoren las infraestructuras y sustituya el arbolado perdido durante los últimos tiempos, en los que distintas tormentas han golpeado con fuerza.

Las exigencias vecinales, en concreto, pasan por que se solucionen inmediatamente todas los destrozos causados por la tormenta del domingo. Además, solicitan medidas como la creación de un tanque de tormentas en Valle de Broto o la renovación de tuberías y el colector que circulan por el parque del Tío Jorge, la plaza San Gregorio y la calle Matheu. También, la limpieza de arquetas de pluviales y la creación de un plan de evacuación de aguas con sus arquetas y colectores en la explanada de la estación del Norte. Otra de sus reivindicaciones se centra, precisamente, en la sustitución del arbolado perdido y un plan especial de poda. Al respecto, cabe señalar que 17 de los árboles que cayeron en la ciudad lo hicieron allí.

Su presidente, Rafael Tejedor, asegura que «son casi 200 los árboles» que ya no están en el barrio en los últimos tiempos, después de que las tormentas que han causado el caos este año hicieran mella en la zona. Por ello, van a exigir al consistorio que reponga estos ejemplares antes de final de año. «El mantenimiento es prácticamente inexistente porque el plan actual de poda pasa por aquí una vez cada 5 años y los árboles tienen mucho porte», denuncia. Además, informó de que la Policía Local les ha facilitado datos «para que cualquier afectado del barrio se ponga en contacto con su seguro y pida el acta para hacer su reclamación».

La avenida San Juan de la Peña fue una de las áreas que mejor representaba la situación que se generó el domingo. Alrededor de la calzada, varios trabajadores troceaban y recogían los restos de varios árboles arrancados. Grandes contenedores metálicos recogían estos restos, mientras que en la isleta central todavía se apreciaba la cicatriz en el césped que causó la caída de un árbol. Conforme se avanzaba por el barrio, los restos de hojas y maleza en el suelo eran una constante y varios tramos de acera, como al llegar a la plaza Fonz, estaban cortados. En este caso, por el desprendimiento de cascotes, apreciables en el suelo. Contenedores rotos y otros derribados, vallas publicitarias arrancadas, tuberías que reventaron, tejados levantados, como el de la guardería Pirineos, o techos dañados, como el de un establecimiento en la calle Sobrarbe, fueron también parte de este cuadro devastador.

El hartazgo de este distrito es una de las consecuencias de esta tormenta que, no obstante, afectó a prácticamente toda la ciudad, eso sí, con distinta intensidad. Así, y aunque la margen izquierda resultó la más afectada, con varias incidencias también en el Actur, se estima que, por ejemplo, más de 50 árboles cayeron en toda la ciudad.