La responsable de Movilidad del Ayuntamiento de Zaragoza, Teresa Artigas, se refirió a los incidentes del pasado sábado por la noche como una situación «excepcional» que se complicó más de lo debido por las horas en las que se produjo y que ahora toca investigar para esclarecer las causas. Pero aseguró que no hay motivo para la alarma y descartó que se resucite el viejo debate sobre si el eje norte-sur debería contar con una línea de autobús en paralelo que preste el servicio en caso de avería. Una vieja reivindicación que nació en el 2011, cuando por la puesta en servicio hasta Gran Vía y tras la reordenación de líneas hizo que salieran del trazado buses como el 30 o el 40.

«Estas circunstancias suceden más a menudo en ciudades que tienen más líneas de alta capacidad. Hay que buscar cómo resolver situaciones excepcionales como esta a raíz de lo que ha sucedido, pero que se tenga que abrir ese debate ahora no tiene sentido porque este no es un problema estructural, sino coyuntural», señaló Artigas.

En su opinión esa «confluencia de circunstancias» que se dieron y que llegaron a tener al tranvía sin servicio durante más de siete horas se contrarrestó «con el plan de contingencia que marca» el contrato y en el que se pusieron «todos los recursos disponibles y en el menor tiempo posible».

RESPUESTA ADECUADA

No ve nada más allá de ese cúmulo de adversidades pese a que se dieran tantas incidencias en tan poco espacio de tiempo y en el día en que más gente se desplaza por la noche en todas las fiestas. No en vano, algunos usuarios molestos ya especulaban el sábado en las redes sociales a la posibilidad de que se tratara de un sabotaje o de una huelga encubierta. «En absoluto, ha habido circunstancias que han confluido, dos unidades que se averiaron al mismo tiempo, cada una ubicada en una dirección en plaza España, y eso llevó consigo las averías posteriores y el descarrilamiento. No es habitual que suceda, nunca se había dado y ha coincidido en las fiestas del Pilar, pero tiene causas técnicas que están siendo analizadas en estos momentos», dijo.

La concejala confió en que la investigación abierta sirva «para ver cómo se puede mejorar en el futuro» porque «de todo se aprende» y, en esta ocasión, sucedió ese cúmulo de circunstancias adversas en un momento más difícil, de noche, que si hubiera ocurrido a plena luz del día. De hecho, aprovechó para «poner en valor todo el trabajo que cientos de personas han desarrollado en la ciudad desde el punto de vista de la movilidad durante las fiestas», así como también celebró que sean más descentralizadas, ya que, desde el punto de vista de la movilidad, ha facilitado mucho el trabajo de mover a miles de personas a más zonas de interés y no masificar «solo en dos o tres puntos de la ciudad», porque reduce las necesidades.

Con respecto a la gestión de la incidencia, la edila aseguró que se ha mantenido un contacto «ininterrumpido» con la sociedad de Los Tranvías «tanto a nivel político como técnico». Y descartó tajantemente que vaya a ser sancionada por lo ocurrido, «porque no ha incumplido» con su labor.

Y, respecto a las críticas a la respuesta dada, insistió en que «se dio la que está recogida en el plan de contingencia» y ante una situación que para ella solo era «excepcional».