La historia de la planta de GM/Opel en Figueruelas ha sido desde su puesta en marcha una historia de competitividad en el más amplio sentido de la palabra.

La posición alcanzada, por méritos propios, en la estructura europea de fabricación de GM a través de Opel se ha debido, cualitativa y cuantitativamente, a la combinación virtuosa de factores como calidad en la fabricación, los costes asumibles por el mercado, las relaciones de compromiso recíproco con proveedores, la flexibilidad tecnológica y organizativa para lanzar nuevos modelos, y sobre todo un clima sociolaboral que ha permitido poner en marcha los proyectos --sin sobresaltos-- a la velocidad que demanda una industria y un mercado tan exigente como el automovilístico.

Es verdad que la planta de Figueruelas ha competido siempre por los nuevos modelos con sus propias capacidades antes enumeradas. Es verdad que cada vez que se anunciaba un nuevo modelo saltaba como un resorte la oferta de la planta de Zaragoza y se iniciaba un proceso de discusiones y negociaciones del que los medios de comunicación daban cuenta a la sociedad aragonesa, a veces en vilo, que al final siempre ha visto con alivio el éxito de las propuestas de futuro mientras que en otras plantas ocurría lo contrario. El Combo de Portugal a Zaragoza, el Meriva a Zaragoza frente a Polonia, el Mokka de Corea a Zaragoza….

Siempre ha habido una lógica industrial en las decisiones de GM Opel. Una lógica industrial y no otras cuestiones. Incluso en el caso de la compra por Magna, felizmente abortada, había una lógica industrial, pero extraña, rara por decirlo de una manera suave, por parte de Magna que al final se abortó por GM, ¡Bendita hora!

GM lleva 90 años en Europa y 35 en Aragón, y eso no debemos olvidarlo. Sabemos también sobre la consideración que desde Detroit se ha tenido siempre a la planta zaragozana. Consideración y respeto que ha sido exhibido como modelo para otras plantas en el mundo.

GM tiene posiblemente intereses más fuertes en otros continentes. Desde su llegada a Europa no hemos deducido una voluntad manifiesta de hacer de Opel un gigante europeo. Sin embargo, en los momentos críticos GM dio la cara evitando el colapso de Opel Europa. Pero la lógica industrial se impone. Y en estos momentos hay una lógica industrial en la decisión de PSA de unir fuerzas con Opel, ya que es más potente un grupo automovilístico que fabrique cuatro millones de vehículos que dos que fabriquen uno y tres millones respectivamente. Porque si se ensamblan las capacidades tecnológicas de Opel y PSA, se acrecienta la tecnología del grupo para competir a nivel global como estamos viendo en los acuerdos recientes de plataformas conjuntas. Porque una vez libre de restricciones a la comercialización en determinados mercados donde operaba GM, Opel puede internacionalizarse y crecer en aquellos mercados donde llega con fuerza la red comercial de PSA.

En estos momentos de brexit y antieuropeísmo hacer un gran grupo automovilístico --el segundo europeo (el primero es alemán, Volkswagen, y el segundo francés, PSA-Opel,)-- es una noticia que fortalece el sector europeo de la automoción. Y el Gobierno de España debería incorporarse y participar para que no sea un proyecto franco-alemán sino hispano-franco-alemán. Un proyecto más europeo.

Lógica industrial

Para la planta de Zaragoza se abre un nuevo escenario. El «espíritu de Figueruelas», valorado en Russelsheim y Detroit, tendrá que buscarse por méritos propios un hueco en París. Si PSA ha tomado la decisión será porque confía en la aportación de Opel a las sinergias del grupo. En el nuevo escenario y por primera vez, posiblemente no se hablará de Polonia, Portugal, Alemania o Inglaterra. PSA tiene otras dos plantas en España, Vigo y Madrid. Posiblemente la lógica industrial posibilitará que bajo una plataforma común puedan ensamblase hasta seis modelos: dos Citroën, dos Peugeot y dos Opel. Y los proveedores incrementar la dimensión. Pero, como ya ha señalado el presidente del grupo PSA, la eficacia primará en esta nueva etapa.

Taylor ya expresaba, cuando se fabricaba el Ford modelo T, que «pensar en equipo es el principio, mantenerse en equipo es el progreso y trabajar en equipo es el éxito».

Dirección, empleados y proveedores ya han demostrado sus habilidades y capacidades. Esta es otra prueba más.

Y los gobiernos y administraciones, pendientes para hacer también su trabajo. Sí. Una nueva era para Opel en Aragón, una gran oportunidad para un excelente equipo humano.

(*) Fue consejero de Industria del

Gobierno de Aragón (2002 / 2015).