Quizá sea el mercado que se abre hoy el que marque los equipos más capacitados para ascender a Primera. No se sabrá hasta final de mes cómo quedan las plantillas, tampoco cómo se van recolocando los candidatos. La carrera es larga, interminable a buenos ratos. No se ha llegado a la mitad, 19 jornadas, ni se pueden sacar conclusiones de un pelotón que compite con las fuerzas bien parejas. Solo el Levante pareció escapar pronto de la mediocridad. Desde las primeras jornadas tomó el mando y se entiende que será unos de los dos conjuntos que logre el ascenso directo a final de temporada. La segunda plaza no está tan clara. Aunque hoy en día parezcan el Girona y el Getafe los más fuertes, bien se sabe que la categoría se lleva por delante a muchos equipos que no logran alcanzar el tramo final en el mejor estado. Por ahí es por donde se querría colar el Real Zaragoza, obligado un año más a pelear por subir, diga lo que diga su condición económica. En el año 2017, el ascenso vuelve a ser la obsesión.

Si no vuelve a su lugar de manera natural, ya se sabe que le queda la vía indirecta, aunque solo una vez en las tres últimas campañas ha sido capaz de entrar en esa posibilidad. No es tan fácil, se ve. La campaña 2013-14 se le atascó tanto que al final casi debió dar gracias por evitar la tragedia de Segunda B, y en la pasada se encontró con la humillación de Palamós cuando se hacían cálculos sobre la idoneidad de tal o cual rival. Estuvo más cerca en la 2014-15, aunque se colara en la promoción entre mil dudas.

No parece que vaya a ser muy diferente este año. El equipo que ocupa la sexta posición, la última que da derecho a disputar el playoff, es la Sociedad Deportiva Huesca con 27 puntos. Solo seis menos lleva el Almería, que está en zona de descenso. Las conclusiones son así evidentes. Quedaría por añadir que el Zaragoza, que es noveno con la misma puntuación que su rival aragonés, está hoy a la misma distancia del ascenso directo (Girona, 33) que del desastre. Pese a los desmanes de este curso, que ya se llevaron por delante un entrenador, la realidad no es tan mala. De hecho, es mejor que las sensaciones.

Más allá, es obvio que la regeneración que pueda acometer en enero será sustancial. Queda todavía una barbaridad, medio año, para los que sean capaces de alargar el asunto. El último partido del playoff de ascenso está previsto para el 25 de junio, fecha en la que muchos equipos de Primera estará cerrando la planificación hacia el 2018. Sería casi una bendición trabajar a contrarreloj para volver a la élite, una sensación que en Huesca es un sueño aceptable. El equipo de Anquela le ha tomado bien el pulso a la segunda categoría y, pese a que aún se habla en términos de modestia, no parece que el tiempo lo vaya a empujar hacia otras guerras peores.

Algo parecido le espera al Tecnyconta en baloncesto. Arrancó con dudas, pero las semanas han dejado un equipo más feliz y competitivo, que podrá pensar hasta bien al final en los playoffs. Eso será antes del Eurobasket, el acontecimiento más destacado del verano del 2017. No hay Mundiales ni Eurocopas. Queda Nadal, que en junio quiere levantar su décimo título de Roland Garros. Otro reto, otra obsesión.