Con decisión, mediante un mensaje alto y claro, y unidas como si de un único bloque se tratara, siete entidades aragonesas que representan a los enfermos de cáncer en la comunidad alzaron ayer la voz. Y lo hicieron para cargar contra el Gobierno de Aragón por la «insuficiencia» de los equipos de radioterapia en los hospitales y las «graves consecuencias» que esto supone para los pacientes.

La comunidad, según dijeron, es la segunda autonomía «peor dotada» —Baleares es la primera—, con solo cinco aceleradores lineales para cubrir a una población que, según las recomendaciones de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica, «debería contar con siete aparatos», denunciaron. Así, se estiman 3,8 aceleradores por millón de habitantes en Aragón, mientras que la media nacionla es de 5,4.

Apoyados los unos sobre los otros, representantes de la Asociación Española contra el Cáncer en Zaragoza, la de Padres de Niños Oncológicos de Aragón, la Asociación de Ostomizados, la de Laringuectomizados y Limitados de la voz, la del Cáncer Genital y de Mama, la de Afectados por Cáncer de Ovario y el Foro Aragonés del Paciente escenificaron la queja y lamentaron la «poca preocupación y falta de previsión» de los sucesivos gobiernos autonómicos.

Todos en Zaragoza

«Este problema viene de años atrás y nadie ha sido capaz de poner fin. Vamos con retraso y afrontamos una penosa situación que, sin un plan a corto y largo plazo, provocará que en el 2020 todos los aceleradores existentes estén obsoletos», aseguró José Luis Ansó, presidente de la Asociación Contra el Cáncer en Zaragoza.

Cuatro de los equipamientos están en hospitales públicos (uno de ellos tiene 17 años de antigüedad, dos 8 años y el más nuevo cuenta con 6 años de uso) y el restante se sitúa en un centro privado. Todos ellos se ubican en Zaragoza, lo que también dificulta los tratamientos para las personas que residen fuera de la capital. «Esto conlleva importantes trastornos por los kilómetros a realizar, los tiempos de espera y los gastos. Se dan situaciones en las que muchos pacientes no reciben radioterapia porque no viajan, apuntó Ansó.

En este sentido, el presidente de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), Pedro Lara, quien se desplazó hasta Zaragoza para estar presente en esta reivindicación, planteó la posibilidad de crear lo que se conoce como servicios satélite. Esta medida, que ya funciona en ciudades como Ibiza, Lanzarote o Tortosa, establecería un equipo principal de profesionales en Zaragoza, que diseñaría el plan de radioterapia de cada paciente y, posteriormente, lo enviaría a las unidades de radioterapia de Huesca y de Teruel. «La solución a esta situación requiere de un plan de inversiones y de mantenimiento, con una adecuada dotación económica anual. Exigimos a la DGA que se desarrolle un plan de inversiones en radioterapia que debería existir hace años», recalcó Ansó en nombre de las siete entidades.

Reacción

Más del 60% de los pacientes oncológicos deben recibir radioterapia en algún momento de su enfermedad y las consecuencias de no someterse a ella son pérdidas de órganos, de la supervivencia y numerosas recaídas. «La radioterapia no tiene alternativa y su inicio se debe hacer, como máximo, un mes después de la indicación del tratamiento», especificó Lara.

Por su parte, el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón, a sabiendas de que varias asociaciones iban a hacer una denuncia pública, anunció ayer que en los próximos días procederá a la adquisición de dos nuevos aceleradores lineales para mejorar el tratamiento mediante radioterapia. Según informó el Ejecutivo, el Consejo de Gobierno aprobará un presupuesto plurianual de 8,3 millones de euros para la compra de estos dos equipamientos que se destinarán a los hospitales Miguel Servet y Clínico, ambos en Zaragoza.

La consejería de Sanidad añadió que este plan de adquisición ya recibió el visto bueno de la Comisión de Hacienda y la operación saldrá a concurso «a la mayor brevedad». Además, la consejería precisó que actualmente trabaja en nuevas líneas asistenciales, entre ellas la puesta en funcionamiento de una Unidad de Cuidados Paliativos Pediátricos, que se ubicará en el Servet con un equipo multidisciplinar para dar atención integral.