La jornada de huelga convocada por alumnos y familias obtuvo en Aragón un respaldo mayoritario entre los estudiantes aragoneses de últimos cursos de ESO, FP y Bachillerato y, como se preveía, escaso en los colegios, donde, en líneas generales, los padres optaron por llevar a sus hijos a clase. En los institutos, sin embargo, abundaron las aulas vacías de alumnos que optaron por salir a calle y mostrar su rechazo a las reválidas y a la LOMCE en las manifestaciones convocadas por distintos colectivos.

Según los datos de las propias organizaciones convocantes, el seguimiento del paro alcanzó el 90% en los institutos de la comunidad, mientras que fue «desigual» en los colegios. «Estamos muy satisfechos porque admitimos que nos encontrábamos preocupados porque la movilización se producía justo después del Pilar, al comienzo del curso, y, además, los sindicatos de profesores no convocaban huelga, pero el resultado ha sido muy potente», apuntó Rubén Sanz, presidente del sindicato estudiantil ADEA, uno de los convocantes junto a CEPA, FdE, PURNA, SE y SEI y la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos, FAPAR.

Además, miles de personas participaron en las dos manifestaciones convocadas, en las que no se produjeron incidentes de consideración. «Celebramos el éxito de la manifestación y admiramos por los estudiantes, que han demostrado cívicamente su rechazo a la LOMCE», indicaron desde FAPAR, que se congratuló de la «lección de responsabilidad» de los padres «defendiendo el futuro de nuestros hijos pese a las muchas trabas que nos hemos encontrado, como la manipulación en la información al negar el derecho a no asistir a clase desde 2º de ESO y los centros que han fijado tutorías, exámenes y excursiones».

Así, el seguimiento del paro en el IES Parque Goya o en el IES Goya fue masivo, con apenas un pequeño grupo de alumnos en clase en lo que a los últimos cursos de ESO y Bachillerato se refiere. «En 3º y Bachillerato no ha venido nadie y en 4º solo dos alumnos, mientras que en primer ciclo (1º y 2º de ESO) ha acudido el 70%», indicaron desde el primer centro.

También en el Miguel Catalán hubo una ausencia considerable a clase que se tradujo en un 50% de bajas en ESO y Bachillerato y un 80% en FP. En la Azucarera no asistió a clase el 85% de los chicos. Por el contrario, en el IES Arrabal, la huelga apenas se percibió, con una asistencia «normal» a clase.

En colegios, por su parte, las ausencias fueron minoritarias salvo excepciones, como el Ramón y Cajal (Zaragoza), con un 60% de seguimiento o Alfamén, donde faltó el 53% del alumnado. En otros, como Valdespartera, los alumnos que no acudieron rondaron el 7% mientras que en el Joaquín Costa apenas se detectaron ausencias. «Se ha demostrado la buena coordinación entre familias y colectivos estudiantiles en algo que nos afecta a todos, como son las reválidas. Estamos todos involucrados en esto y en seguir reactivando las movilizaciones sociales y presionando para acabar con la LOMCE porque creo que se puede y se va a derogar. Para ello, Seguiremos con las movilizaciones», anunció Sanz.

Manifestaciones

En la calle, la protesta se representó con movilizaciones en las tres capitales de provincia. En Zaragoza, alrededor de 2.000 personas, principalmente estudiantes y algunas familias, secundaron por la mañana la manifestación que partió desde la plaza de San Francisco hasta la Subdelegación del Gobierno. Ya por la tarde, la afluencia fue menor y el perfil de los asistentes a la concentración en la plaza de España se centró en miembros de los sindicatos.

Bajo el habitual grito de «la escuela pública no se vende, se defiende» y tras pancartas como «No a la reválida, no a la LOMCE, las dos concentraciones transcurrieron sin incidencias. «Estamos aquí para mostrar nuestro rechazo frontal a esta ley y también a la implantación de las reválidas, que hará que muchos alumnos no puedan seguir sus estudios como los tenían planteados por no superar un examen puntual», explicó la portavoz de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón (FAPAR), Esther Andrés.

Por parte de la Asociación de Estudiantes de Aragón (ADEA), Sara Borovia indicó que estos exámenes «segregan» al alumnado, «que se juega todo a cara o cruz» en la prueba. «No se tiene en cuenta la evaluación continua y, además, se muestra falta de confianza en los docentes».

En Huesca, el seguimiento fue mínimo en las calles, pero masivo en las aulas, mientras que en Teruel medio centenar de estudiantes recorrieron el centro de la ciudad.