En España, el 17,3% de la población ocupada (3.204.678 personas, 104.920 en Aragón) está inscrita en el Régimen de Trabajadores Autónomos (en Estados Unidos, la cifra escala hasta el 40%). En todo el 2017, se sumaron en España 10.468 autónomos. Aunque positiva, la cifra supone menos de la mitad del crecimiento que se experimentó en el 2016, cuando se incorporaron 26.211 nuevos trabajadores por cuenta propia. Aragón, con un descenso del 0,7% (-729), está entre las nueve comunidades en las que no ha crecido el número de autónomos durante este 2017.

«La tendencia general nos indica que los autónomos van a ser, cada vez más, protagonistas del mercado laboral. La figura del autónomo ha llegado para quedarse», precisa la vicepresidenta ejecutiva de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Celia Ferrero. «Lo que hay que evitar y denunciar son los casos de asalariados a los que las empresas convierten en autónomos», alerta Ferrero. «Para ello, hay un buzón en las oficinas de la Seguridad Social destinado a recoger denuncias de fraude en el empleo», informa. «No es fácil por el miedo a denunciar de forma nominal, pero si se es consciente de esa mala práctica, la inspección lo evalúa y ya se han ganado casos», explica.

Al margen de cuántos autónomos lo son por vocación y cuántos, en cambio, se han visto obligados a serlo como resultado de la purga de una plantilla de asalariados, las condiciones del trabajador por cuenta propia distan mucho aún de las de quien percibe una nómina a final de cada mes, a pesar de que la precariedad va siendo un fantasma cada vez más presente en el imaginario de los trabajadores de cualquier empresa.

Economía de bolos / «La relación laboral del contrato indefinido se extingue. Solo quedarán los de los funcionarios», expresa Laura Rosillo, especialista en recursos humanos y gestión de equipos multigeneracionales. «La mayor parte de las empresas funcionarán del mismo modo en el que se produce una película, según el modelo de Hollywood: contratas a las personas en función del servicio que ofrecen y necesitas, y luego te deshaces de ellas. Esto es cada vez más frecuente», señala Rosillo.

«Desde el punto de vista del trabajador autónomo, su sistema de trabajo es como el de un grupo de rock: economía de bolos», añade esta experta en el mundo laboral que se hizo autónoma a los 52 años. «Soy funcionaria de carrera. Pasé oposiciones y he experimentado tres modelos de relación laboral: como funcionaria, como empleada en La Caixa y ahora como autónoma. He pasado de trabajar para el sueño de otros a trabajar para el mío propio», afirma Rosillo.

Salidas más allá de los 50 / Ahora ella es formadora y consultora en procesos de gestión de la edad en las empresas, porque, según explica, «mucho peor que perder el empleo es el ostracismo, que te coloquen en un sitio que no te interesa para nada, condenada a permanecer en un rincón poniendo sellos». Rosillo advierte ya de una imperiosa necesidad de perderle el miedo al cambio y a la inestabilidad del autónomo, y mentalizarse de que el autoempleo y la reinvención laboral son salidas más allá de los 50. «Hay que dejar de pensar en lo que eres y preguntarte qué es lo que se te da bien, y poner ese talento al servicio de un proyecto».

Pero ¿qué comporta hacerse autónomo? «Los costes mensuales fijos -la cuota base es de 275 euros- y la falta de financiación para pequeños proyectos son los principales obstáculos que llevan a muchos a desistir», declara Jorge Agustí, asesor legal y fiscal. «Las barreras de entrada para cualquier negocio, por pequeño que sea, son todavía muy grandes», afirma Agustí.

«En esa franja de pequeños negocios que arrancan hay poca claridad normativa y muchos falsos mitos que corren por internet. En muchos foros se dice que se puede facturar sin estar dado de alta si no se exceden ciertos umbrales, o que te puedes dar de alta en Hacienda pero no en el régimen de autónomos si no superas ciertos importes, y nada de eso está recogido en la normativa», informa el asesor. «Por eso han aparecido cooperativas que pretenden abaratar costes -facturan por el freelance, sin necesidad de que este se dé de alta-, pero no está claro que su actuación sea legal», concluye el asesor legal y fiscal.

Mejoras irrisorias / El pasado mes de octubre, se aprobaron las últimas medidas de la Ley de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo. Entre las mejoras que introduce la nueva normativa, figuran la prolongación a 12 meses (hasta ahora era de 6) de la reducción de cuota mensual a 50 euros para aquellos que se inician en una actividad como autónomos, y la deducción del 30% de los suministros de luz, agua y teléfono para quienes trabajen en casa. La petición ya aprobada por sindicatos y patronal de cotizar proporcionalmente a la facturación de cada autónomo es una de las mejoras que han quedado en el tintero de la nueva ley.

«Las medidas, que han entrado en vigor con el nuevo año, son positivas porque reducen gastos a los autónomos pero el RETA pierde mucho dinero en financiación», apunta el presidente de UPTA, Álvaro Bajén. «La tarifa plana es un parche, hace falta un sistema progresivo y solidario eficaz en rentas reales», añade.

También pone sobre la mesa la problemática específica de algunos sectores en la comunidad que se nutren de numerosos trabajadores por cuenta propia. Explica, por ejemplo, que «los detallistas han perdido una gran cantidad de puestos y han cedido el protagonismo a las grandes superficies». El sector logístico, por su parte, se «debería regular» porque muchos autónomos trabajan «de forma alegal». También hay problemas, explica, que impregnan todos los sectores productivos: el aumento de falsos autónomos «preocupa mucho». «Cada mes me llegan un par de demandas», reconoce Bajén, abogado de profesión.