Las autoridades aragonesas centran hoy sus trabajos en la retirada de los alrededor de 10.000 animales muertos a causa de las inundaciones de granjas ubicadas en los pueblos más afectados por la riada extraordinaria del Ebro.

El consejero de Política Territorial e Interior, Antonio Suárez, se ha referido a este asunto en un encuentro con los medios de comunicación tras concluir una reunión en el Centro de Coordinación Operativa en Emergencias (CECOP), en la que ha participado la presidenta de la comunidad, Luisa Fernanda Rudi, consejeros de su gobierno y representantes de los efectivos movilizados.

Suárez ha expresado la "dificultad" de la tarea debido a que el nivel del agua todavía alcanza el metro y medio en algunos puntos y ha destacado que también se trabaja en alimentar a los animales vivos que están aislados, para lo que no se descarta utilizar helicópteros.

Sobre la situación en las poblaciones ribereñas, el consejero ha afirmado que se continúa con las labores de achique en Boquiñeni y Pradilla y con la vigilancia de las motas, especialmente en Pina de Ebro y Gelsa.

En Boquiñeni, en la Ribera Alta del Ebro, el suministro de agua corriente de boca tardará todavía "unos días" en ser habilitado al aparecer restos de hidrocarburos, por lo que se abastecerá los vecinos mediante bidones.