Génova anunció el pasado martes que su líder, Mariano Rajoy, iba a clausurar en Zaragoza la Convención Nacional Familia, Conciliación y Corresponsabilidad organizada por el Partido Popular. La cita no contemplaba ningún acto ciudadano, si bien el también presidente de España decidió improvisar a última hora y realizar un paseo por el corazón del casco histórico de la capital aragonesa. Antes quiso dar su apoyo a la selección española de baloncesto, que están concentrados en la ciudad aragonesa antes de jugar contra Montenegro. De hecho, su entrenador<b> Sergio Scariolo</b> destacó «que está muy puesto en los temas de la selección» tras el encuentro.

Lo hizo acompañado del presidente del PP aragonés, Luis María Beamonte; el líder provincial del partido en Zaragoza, Javier Campoy; la secretaria general del PP de Aragón, Mar Vaquero; y los concejales populares en el consistorio zaragozano entre los que estaban Jorge Azcón y Sebastián Contín. La primera parada la realizó en las puertas de la basílica del Pilar donde casi no le dejan entrar ante la cantidad de personas que, asombradas, le pararon para hacerse una foto con él o para saludarle. Entre ellos Luis Antonio Gracia, deán-presidente del Cabildo Metropolitano, que en esos momentos paseaba por la zona.

Tras darse un baño de multitudes muy propio del tiempo de elecciones, aunque sin autógrafos que firmar, Rajoy entró a la basílica para visitar a la Virgen del Pilar. Aunque estuvo rodeado de su escolta, no tuvo mucho tiempo para el recogimiento, ya que los fieles que estaban en el interior del templo también quisieron hacerse una foto con él. Eso, a pesar de que en el interior del mismo el desenfundar el teléfono o la cámara no está muy bien visto. Los servicios de seguridad privada enseguida están al acecho para impedirlo. Ayer fue una excepción, era Rajoy.

A la salida, acompañada del vicesecretario de Política Social y Sectorial del PP, <b>Javier Maroto</b> y de la ministra de Sanidad, <b>Dolors Monserrat, </b>continuó el improvisado paseo ciudadano a lo largo de toda la calle Alfonso I, donde volvió a ser blanco de todos los focos. Tras 45 minutos andando (a un paso más ligero que el que suele realizar por las mañanas) se montó en un coche que le llevó al resaurante Campo del Toro, donde comió con los principales responsables de los populares aragoneses. También tuvo un encuentro con STOP Sucesiones Aragón con quienes se mostró receptivo en sus demandas de suprimir el impuesto.

A su vuelta a Moncloa y a través de Twitter señaló: «Siempre merece la pena visitar Zaragoza; gente hospitalaria, patrimonio, gastronomía e historia que os invito a descubrir».