La proliferación de panaderías y pastelerías que reservan en su local un espacio de cafetería está generando las críticas del sector de la hostelería zaragozana. La asociación Cafés y Bares, que aglutina a buena parte de estos establecimientos, ha reclamado ante el Ayuntamiento de Zaragoza que haya "igualdad de condiciones" respecto a las exigencias que se piden a unos y a otros para instalarse en la ciudad. La primera diferencia, a su juicio, es clara y es que estos locales tienen la posibilidad de establecerse en zonas saturadas, unas áreas en las que no está permitido dar más licencias de hostelería.

Sin embargo, estos establecimientos, que tienen licencias comerciales, no están sujetos a esta limitación. En consecuencia, pueden abrir una confitería-cafetería en zonas donde teóricamente no podrían abrir más bares. Pero esto, que a priori sería positivo para las peticiones vecinales de regeneración de las zonas de marcha, al tratarse de locales tradicionales, esta generando los recelos del sector de la hostelería.

ACONDICIONAMIENTO

Porque precisamente por su clasificación como comercios tampoco precisan acondicionar los locales de igual modo, abaratando los costes de implantación. Y, además, los convenios colectivos por los que se rige el sector permiten abonar sueldos inferiores a los trabajadores. Otra rebaja más que, a juicio de los hosteleros, permite a estos locales abaratar los costes a los que venden sus productos.

Para plasmar estos argumentos, el colectivo ha elaborado un informe sobre una instrucción del Ayuntamiento de Zaragoza de octubre del 2012 referida precisamente a estos comercios y en la que se cambia el criterio anterior y se permite expender todo tipo de bebidas, con mobiliario --sillas y mesas-- y sin distinguir el consumo (lo que se hace en las cafeterías tradicionales) de la degustación de productos (lo que estaba permitido inicialmente en estos establecimientos).

Desde que esta instrucción abrió la mano a que las panaderías y pastelerías dispusieran de espacio de cafetería, los hosteleros se han mostrado en contra de la interpretación municipal, pero las críticas ahora se han renovado con el anuncio de la revisión de las zonas saturadas de la ciudad y con la proliferación de estos comercios. "Pedimos que haya igualdad de condiciones entre unos y otros, que se les exija lo mismo", explica el gerente de Cafés y Bares, Jorge Bernués. El sector, de hecho, ha detectado un "descenso muy acusado en la venta de cafés, desayunos y almuerzos" en los bares que están próximos a estos comercios.

MENOS INVERSIÓN

Este tipo de establecimientos, indica el informe realizado por la asociación, no tiene que realizar el acondicionamiento de los locales que sí se exige a los bares. De este modo, no es preciso que tenga servicios y tampoco se ven sometidos a las condiciones de aislamiento e insonorización, además de las medidas de seguridad y prevención de incendios.

Esto "repercute directamente en la inversión a realizar, lo que genera un desequilibrio que podría suponer una competencia desleal", relata el informe. De este modo, en la valoración de los proyectos para obtener una licencia de actividad , el valor por metro cuadrado para un bar suele ser de 1.000 euros, mientras que para una pastelería sería de 700 euros. Es decir, un 30% menos.

También incide el informe en las diferencias salariales al regirse los trabajadores por distintos convenios colectivos. De este modo, mientras un dependiente de comercio y un ayudante cobran 11.860 y 11.051 euros, respectivamente, en el caso de un bar, el convenio fija que los salarios de un camarero y su ayudante son de 17.860 y 15.765 euros, respectivamente.

Esta rebaja en los costes provoca, según Bernués, que estos establecimientos tengan más margen para poder bajar los precios respecto a los bares. Como consecuencia, además del atractivo que reconoce a estos locales, desde el colectivo se asegura que estos condicionantes pueden permitirles servir desayunos a menor precio. Una vez más, indica, competencia desleal.