Tras casi tres horas de pleno monográfico no se despejó ayer la incógnita sobre si Batea celebrará un referéndum para anexionarse a Aragón o no. Sin embargo, el alcalde, Joaquim Paladella, no renunció a la posibilidad de explorar «todas las opciones posibles» para asegurarse de que la Generalitat de Cataluña termina con una serie de agravios que detalló pormenorizadamente. Mientras, los partidos de la oposición y casi un centenar de vecinos contrarios a la estrategia planteada, pidieron la dimisión del regidor por haber «desprestigiado la imagen del pueblo en Cataluña».

La sesión en el ayuntamiento de este municipio tarraconense de unos 2.000 habitantes a 17 kilómetros de Maella despertó un gran interés mediático y social hasta el punto de que el salón de plenos estaba abarrotado pocos minutos antes del comienzo. Revuelo de esteladas y muchos jóvenes del municipio. Paladella dedicó su intervención inicial a justificar su órdago a la Generalitat, aunque sin hacer referencia expresa a la polémica. «Esto no va sobre banderas», aseguró.

Amparado por los cuatro diputados del la formación independiente Unió per la Terra Alta (UPTA), con la que tiene mayoría absoluta, afirmó que las autoridades catalanas se han desentendido en algunas cuestiones claves para el desarrollo del municipio. «Nuestra relación con la Generalitat tiene que estar basada en el cumplimiento de nuestro programa electoral», dijo.

Para Paladella es necesario que se resuelva la prometida ampliación de plazas en la residencia de la tercera edad, que solo dispone de 30 de las 60 concertadas aprobadas en su momento. «Nos aseguran que la lista de espera actual es de cero personas, pero eso es una mentira, nos están engañando», acusó. También puso sobre la mesa la dotación de plazas en otros municipios similares, incluso en la comarca. El enfrentamiento con el presidente Carles Puigdemont igualmente alcanza a un conflicto en la delimitación del territorio y a un plan para la tramitación de un parque eólico que, según Paladella, no revertirá sus beneficios en el pueblo.

CRÍTICAS Y GRITOS

La intervención de los dos portavoces de la oposición levantó los ánimos de un pleno apabullado por las cifras y las explicaciones detalladas. «Ahora vamos a hablar de lo que ha pasado», comenzó el concejal de 100% Batea, Ramon Antonio Arnal. Sin negar la necesitad de reivindicar una ampliación en la residencia de ancianos, afirmó que lo mejor para el pueblo sería «una rectificación y la dimisión del alcalde». Visiblemente molesto por la imagen del municipio que se ha trasladado a los medios le acusó de «frivolizar con algo delicado como el derecho a decidir».

La tensión, los abucheos al regidor y los gritos de dimisión se mantuvieron durante la intervención del concejal del PDECat, Joan Batista Sunyé. «Para mí las banderas sí que son importantes», afirmó. Muy duro en las formas llegó a decir que con la propuesta se estaba «envenenando al pueblo». De hecho, calificó como «vergüenza» que tratara de «pasar el pueblo a Aragón» tras relatar una larga lista de supuestos enfrentamientos históricos entre las dos comunidades.

La sesión se cerró con la sensación de que Paladella evitó el enfrentamiento directo al soslayar en todo momento. «Ingenuamente creo que he hecho lo que tocaba», resumió.