Huesca toca el cielo. Ha conseguido entrar en el selecto club de los grandes equipos que juegan en Primera División, a la vista del mundo. Antes que ella, otras ciudades españolas la precedieron en el salto al estrellato y pueden ser el espejo que refleja el futuro que le aguarda.

Así, la actividad económica generada por la Sociedad Deportiva Eibar, que milita en Primera División desde hace cuatro temporadas, se ha valorado en 59 millones de euros anuales, según un estudio. Además, los derechos televisivos ya suponen 42 millones.

Se trata de un verdadero maná para una población industrial de solo 27.000 habitantes, asegura Alberto Echaluce, redactor en la delegación del Diario Vasco en la capital del Bajo Deva. «Aún no nos creemos que estamos en Primera», explica el periodista, que subraya que el club entró en una cadena de cambios que han traído consigo la ampliación de la capacidad del estadio y de la propia plantilla de la sociedad.

Paralelamente, el número de socios de la entidad armera ha pasado estos últimos años de 2.000 a unos 5.500, muchos de ellos de otras ciudades del entorno. Ello sin contar con la proyección exterior del equipo, que ha adquirido una gran fama en Estados Unidos y Japón.

Los ingresos mucho más abundantes han llevado al Eibar a lanzar proyectos de envergadura, como la creación de una ciudad deportiva y la construcción de un hotel de cinco estrellas.

El Villarreal Club de Fútbol lleva ya dos décadas en Primera División. Ascendió en 1998 y, desde entonces, ha vuelto a bajar a Segunda dos veces, pero su anclaje en la tabla de los mejores parece muy firme. Esta permanencia le ha valido pasar de 5.000 a 20.000 socios y también aumentar la capacidad de su estadio, La Cerámica, de 5.000 a más de 25.000 plazas.

«Estar en Primera ha generado economía en la ciudad, sin ninguna duda», afirma Javier Serralvo, concejal de Deportes de la ciudad de Villarreal, que con 50.000 habitantes tiene el mismo tamaño que Huesca.

Raúl Badenes, redactor de Mediterráneo, el periódico local, asegura que el fútbol «ha situado en el mapa» a la ciudad castellonense. «Tener un equipo entre los mejores es sin duda la mejor publicidad que puede hacerse», manifiesta.

Asimismo, subraya que la Primera División supone, automáticamente, unos ingresos fijos anuales del orden de los 29 millones, suma que se incrementa en función del puesto en la clasificación y de variables como la afluencia a su campo.

En Gerona, cuyo club lleva una temporada entre los mejores, han calculado que el fútbol general localmente más de 20 millones, aproximadamente. «En Segunda División, el campo casi nunca se llenaba, y ahora se ve mucha más gente, hasta el punto de que ha habido que aumentar las plazas», explica Carles Rosell, de la sección de Deportes de Diari de Girona.

«Ahora somos un club más conocido, con más protagonismo, y en las calles se ven camisetas y bufandas del Girona Fútbol Club, algo que antes no pasaba», manifiesta este observador. Desde su punto de vista, lo mejor de estar en Primera es que «se empieza a existir, se sale del casi anonimato que supone la Segunda División».

De hecho, de ser una ciudad que apoyaba masivamente al Barça, por falta de referencias más cercanas, Gerona ha pasado a volcarse con su propio equipo, algo muy bueno para el amor propio colectivo. A partir de ahí, dice, «lo importante es saberse vender» para aumentar los beneficios.