Casi una de cada dos cocinas de inducción que hay en el mundo se han fabricado en la planta de Montañana de BSH Electrodomésticos España, que goza de una cuota de mercado a escala internacional de entre el 40% y el 50%. Es el único centro de la multinacional alemana que produce este producto de éxito, que cada año gana adeptos por sus ventajas en seguridad, rapidez y limpieza. El liderazgo de este complejo industrial zaragozano, el mismo que puso en marcha hace 50 años la antigua Balay y que hoy emplea de media a 1.400 trabajadores, se ve ahora fortalecido con la puesta en marcha de una nueva nave productiva que EL PERIÓDICO ha visitado en exclusiva.

El proyecto forma parte del proceso de transformación de la planta que está llevando a cabo la compañía desde el 2015 y que culminará en el 2018 como consecuencia de una nueva estrategia de producción. En estos cuatro años, invertirá un total de 80 millones de euros para renovar y ampliar las instalaciones fabriles de Montañana, que saldrá reforzada con los cambios a pesar de que a finales del 2019 (o la sumo en el 2020) dejará de fabricar lavavajillas, un electrodoméstico al que lleva vinculado casi medio siglo. Su pérdida se verá compensada por el repunte de la actividad en el área de cocción, tanto en inducción como en hornos, en las que ampliará su especialización con nuevas líneas y gamas de producto. Por tanto, no afectará al nivel de empleo. «Es una apuesta estratégica del grupo para potenciar la cocción y seguir ganando competitividad», explica durante la visita Ignacio Esteras, jefe de producción.

De los 80 millones de inversión, unos 35 se han dedicado a mejorar la fabricación de inducción. Es el aparato estrella de la factoría y en el que cuenta con un centro de I+D+i que concentra la investigación en este campo de la multinacional (en él trabajan más de 200 personas). La principal actuación en este caso ha sido la construcción de una nave independiente de 5.500 metros cuadrados levantada sobre la que antes ocupaba la firma Fuyma, un antiguo proveedor de BSH.

A pleno rendimiento / Tras tres años de lanzamiento, la nueva instalación está plenamente operativa desde Navidad. Consta de siete cadenas de montaje, de las que cuatro se dedican al producto estándar, dos a aparatos de medidas especiales y una a inducción total. Esta última, que permite cocinar en cualquier área de la encimera, es considerada «el producto del futuro».

La actividad es frenética y eso que en los meses de verano se relaja la carga de trabajo. De aquí salen en estos momentos entre 5.000 y 5.500 placas al día de las diferentes marcas del grupo (Balay, Siemens, Bosch, Neff o Gaggenau), pero en invierno, cuando se alcanza la punta de actividad, se llega hasta 8.000 unidades. «En inducción no tenemos competencia dentro del grupo pero es una gran responsabilidad mantenerse arriba», asegura Esteras.

Pasear por sus líneas de montaje retrotrae a los exitosos anuncios de Balay, algunos de los cuales se han grabado aquí. El personal viste diferentes colores en función de su cometido: de blanco los de montaje, de amarillo fosforito quienes más se mueven para reponer piezas o de negro los de mantenimiento.

Novedades en hornos / BSH destinará otros 45 millones de euros de inversión para modernizar y adaptar las líneas de hornos, principalmente en la creación también de una nueva nave de producción de similar tamaño a la de inducción. En este caso, sin embargo, la metamorfosis aún no se ha completado. «Trabajamos en dos o tres ideas muy innovadoras», confiesa el jefe de producción.

El complejo de BSH en Montañana cuenta con 93.000 metros cuadrados, de los que la mitad son construidos. El pasado año, este centro fabricó 2,3 millones de aparatos, una cifra que espera elevar el 8% en el presente ejercicio, hasta los 2,5 millones (1.350.000 placas de inducción, 750.000 hornos y 420.000 lavavajillas).

«En la crisis lo pasamos mal, pero sobrevivimos bien porque exportamos mucho», apunta Esteras. Tres cuartas partes de la producción van al exterior, a destinos muy diversos. Por ejemplo a China, a donde, desafiando las reglas del mercado, destina el 8% del total.