Los trabajadores de la fábrica de Figueruelas, las empresas auxiliares y, en general, casi toda la economía aragonesa han vivido un auténtico calvario de cuatro meses. La música del nuevo convenio colectivo de Opel España empezó a sonar mal desde el principio. Ya en octubre, la dirección de la planta avisaba de que con la llegada de PSA los sacrificios iban a ser mayores, algo que se confirmó poco después. Todo ello, y el estilo negociador de PSA (cargado de amenazas), provocó que los avances fueran muy escasos durante muchas semanas. De hecho, en los últimos cuatro días se ha pactado casi todo el preacuerdo alcanzado ayer.

LOS INICIOS

Un recorte histórico para empezar a hablar

La dirección de la planta ya advirtió en octubre, antes de constituirse la negociación del convenio, que los sacrificios tendrían que ser mayores. El nuevo dueño de Opel no estaba dispuesto a repetir los números rojos y exigió un ahorro de costes del 17%. Así, a finales de noviembre Opel España planteó la mayor rebaja salarial en 35 años: un recorte del 6% en el 2018 y congelación entre 2019 y 2022. Además, y entre otras medidas, incluía reducciones en pluses y pausas. El comité trasladó su rechazo y PSA empezó a inquietarse. De hecho, a finales de diciembre anunció de forma unilateral la suspensión del contrato de relevo.

RUPTURA

PSA amenaza con llevarse el ‘Corsa’

En las semanas siguientes, la negociación, que arrojaba muy pocos avances, comenzó a entrar en un callejón sin salida. Tanto que el comité en pleno decidió el 22 de enero suspender el diálogo hasta que la compañía no accediera a negociar sus cinco puntos claves, entre los que destacaban el plan industrial y el regreso del contrato de relevo. La respuesta de PSA no se hizo esperar: solo dos días después -el pasado miércoles- el grupo francés amenazaba con llevarse el Corsa, paralizar futuras inversiones y estudiar la integración de las dos líneas de producción en una sola.

NEGOCIACIÓN DE LA DGA

Las partes retoman la vía del diálogo

La situación de bloqueo llevó el pasado jueves al Ejecutivo autonómico a mediar entre las partes. El presidente Lambán se reunió por la mañana con la compañía y por la tarde logró sentar en la misma mesa a dirección y comité. Tras este encuentro, la empresa dio cuatro días más (hasta el 29 de enero) para intentar acercar posturas. El pasado viernes, en una maratoniana reunión de más de doce horas, las partes lograron tímidos avances, aunque el comité seguía calificando de «insuficiente» la oferta de la plantilla. El domingo siguieron limando asperezas y ayer, finalmente, lograron un preacuerdo que ahora deberá ser ratificado por la plantilla.

UNA HISTORIA DE PACTOS

Una fábrica curtida en mil batallas

La actual negociación quizá ha sido la más dura que ha tenido que afrontar Opel España, pero la fábrica ya está curtida en mil batallas y siempre ha logrado alcanzar acuerdos. La bancarrota de General Motors en el 2009 y la frustrada venta de Opel a Magna fue quizá el episodio en el que más puso en peligro la continuidad de la planta, aunque hubo otros en los que se tuvo que apretar los dientes. Así, en el 2006 tuvo que luchar por el Meriva compitiendo con la fábrica polaca de Gliwice, con unos costes mucho menores, mientras que en el 2013 tuvo que reducir sus costes y aplicar una mayor flexibilidad para poder hacerse con la fabricación del Mokka.