Con una ligera afonía producto de «muchas horas intensas de congreso», el presidente del PP de Zaragoza, Javier Campoy, no podía ocultar su «inmensa felicidad» por las nuevas responsabilidades que asume en el partido a nivel nacional. Responsabilidades que hoy todavía desconoce pero que le serán asignadas en los próximos días por Pablo Casado. Es, junto a Buj, uno de los hombres del PP aragonés en Madrid, en la dirección nacional. Campoy no esconde que «nuestra apuesta inicial era Dolores de Cospedal por lealtad, porque siempre ha sido muy generosa y siempre ha estado cuando la necesitábamos. Pero en cuanto no alcanzó los votos necesarios, apoyamos a Pablo Casado y nos dimos cuenta de que la sintonía era total y absoluta. Compartíamos el mismo modelo de partido y al final hemos trabajado con él en las últimas semanas de forma muy cómoda y con una máxima conexión. Además, nuestro presidente Beamonte también ha trabajado muy duro para que todo el PP saliera fortalecido de esta nueva experiencia para nosotros, como es un proceso de primarias», indica un Campoy «muy orgulloso» de su partido.

Casado ha tenido muy en cuenta la posición del PP aragonés y el gallego, cuyos movimientos estratégicos de última hora han sido decisivos para que la balanza de los votos se decantara definitivamente por él. De forma coordinada, las dos manos derechas de Núñez Feijoo y Beamonte, el presidente del PP en Pontevedra, Alfnoso Rueda, y el de Zaragoza, Javier Campoy, difundieron casi simultáneamente en Twitter su apoyo explícito a Casado, lo que provocó una reacción en cadena en muchos cargos populares que se sumaron a esos apoyos.

El dirigente zaragozano, que no quiso entrar en polémicas ni en valorar si hay un viraje ideológico, pero indicó: «el PP tiene que estar a la derecha del PSOE y volver a atraer la ilusión de millones de españoles que comparten nuestros valores», señaló.