Cáritas Aragón atendió en el 2014 a casi 10.000 aragoneses más que en el 2013. Es una de las cifras que refleja la memoria anual de la organización, presentada ayer en Zaragoza por su presidente, Carlos Sauras, y su secretario general, Frank Yagüe. Fueron 37.498 las personas que recurrieron a la asistencia de Cáritas ante su situación de vulnerabilidad, y 33.100 de ellas recibieron ayudas económicas directas para poder cubrir sus necesidades básicas de pago de suministros o comida.

A pesar del notable incremento de ayudas, desde Cáritas quisieron matizar el número: también ha aumentado el presupuesto, lo que les permite dar más respuestas. En total, la entidad invirtió en el 2014 más de 12.368.000, dos millones de euros más que el año anterior.

Carlos Sauras quiso reconocer los "aspectos positivos" que empieza a mostrar la economía pero recordó que "los efectos de la crisis persisten". Su resultado: "una sociedad más desigual, con sectores de pobreza cronificada difíciles de reconducir, y con el aumento de trabajadores pobres".

Para luchar contra esta situación social, Sauras insistió en "fortalecer los servicios sociales públicos para que no se repita la emergencia que se produjo con la crisis" y reclamó a las administraciones "agilizar las concesiones del Ingreso Aragonés de Inserción (IAI) y las ayudas de urgente necesidad". Además, apremió a los gobernantes a crear "un nuevo modelo de empleo" ya que "sigue habiendo empleo precario y trabajadores pobres".

MEJORAS EN EL 2015

Aunque todavía no disponen de datos oficiales, los responsables de Cáritas Aragón sí desvelaron que la percepción de la situación social en este año 2015 es mejor que en los anteriores. "Observamos una contención, una aminoración de la solicitud de ayudas y una mayor sensación de esperanza en nuestras acogidas de Cáritas parroquiales, que son el mejor termómetro de la realidad", expresó Yagüe. Por eso, consideran que el incremento sostenido que se había producido desde el 2007 hasta el 2014 se estanque.

Uno de los cambios positivos es que personas con las que llevan tiempo trabajando empiezan a encontrar empleo. "Pero son trabajos precarios, temporales, que no les permiten tener una continuidad laboral", puntualizó el presidente de la organización. Yagüe alertó de que se puede estar creando una "bolsa de población que va a tener tremendamente difícil el acceso al mundo laboral porque están totalmente desfasados a nivel de formación y tienen muy difícil una readaptación" y que tendrá complicado poder contar con una pensión en el futuro.

Esa "contención" de las solicitudes de ayuda que están detectando se concentra en los últimos meses, "desde el verano", y la explican, además de por la leve mejora de la situación económica, por una "mayor agilidad en la concesión de ayudas como el IAI". No obstante, recuerdan, la solución "no es que se pase de conceder la ayuda en seis meses a tres".