Los investigadores empiezan a conocer mejor la trayectoria de los siete islamistas que el pasado viernes dejaron a su paso un reguero de sangre en París y centran su atención en las conexiones internacionales que hay detrás de la masacre. Todos estuvieron en contacto con miembros del Estado Islámico en Siria antes de regresar a suelo europeo. A solo 36 horas de la masacre, el Ministerio de Defensa francés confirmaba anoche el bombardeo de la ciudad siria de Raqqa, considerada feudo del Estado Islámico. Se trata de la ofensiva más importante de las llevadas a cabo por Francia en Siria.

Las pistas sobre los kamikazes que actuaron en tres comandos perfectamente coordinados se acumulan mientras se siguen practicando detenciones y registros en Bélgica. La Fiscalía antiterrorista de París encargada de las pesquisas tiene clara la implicación de tres ciudadanos franceses. Se trata de Bilal Hadfi, Ibrahim Abdeslam y Ismael Mostefai. El primero había regresado a Europa tras pasar varios meses combatiendo con el Estado Islámico en Siria. Mostefai, que se inmoló con un cinturón de explosivos después de haber descargado su kalasnikov en pleno concierto en la sala Bataclan de París, era un delincuente de poca monta originario de Essone, al sureste de París, fichado por la policía en el 2010 por su radicalización. Viajó a Siria en el 2014.

Un dedo seccionado que los investigadores hallaron en el lugar de la masacre es lo que ha permitido ponerle nombre. Este joven padre de familia vivió en una barriada de Chartres, al suroeste de París al menos hasta el 2012. Fue allí donde, según comentó a BFMTV el alcalde de la localidad, Jean-Pierre George, se radicalizó al frecuentar la mezquita de Lucé que cualquier lugareño aconseja evitar cuando cae la luz. Y de allí fue expulsado por un imán radical llegado de Bélgica. La Fiscalía belga, por su parte, informó de que dos de los autores de la masacre residían en la comuna de Molenbeek-Saint-Jean, un pequeño barrio de 90.000 habitantes situado al oeste de Bruselas y que son siete los detenidos. En paralelo, las autoridades francesas han identificado dos vehículos con matrícula belga, uno hallado cerca de la sala de conciertos Bataclan y otro próximo al cementerio de Père Lachaise.

Una de las personas que alquiló uno de los vehículos fue detectada en un control en la ciudad francesa de Cambrai (al norte del Francia) el sábado cuando circulaba por la autovía A2 en dirección a Bélgica. El mismo vehículo fue interceptado en Molenbeek e inspeccionado.

Otra de las pistas que sigue la investigación es la del pasaporte sirio hallado junto al cuerpo del kamikaze que saltó por los aires junto al Estadio de Francia y cuyo titular responde al nombre de Ahmad. Pasó por Grecia y el pasaporte fue sellado en Serbia, según el diario Blic.

Pertenecería a un inmigrante que llegó a Europa por la isla griega de Lesbos el 3 de octubre.Por otro lado, el secretario de Estado de Deportes, Thierry Braillard, confirmó ayer en France 2 que los dos kamikazes que se hicieron inmolar en las inmediaciones del Estadio de Francia habían intentado entrar en el recinto deportivo.

Francia no ha tardado en responder a la masacre parisina. En una operación conjunta con Emiratos Árabes y Jordania, Francia bombardeó con intensidad la ciudad siria de Raqqa, considerada capital del Estado Islámico en Siria. Diez aviones lanzaron una veintena de bombas contra un centro de mando del Estado Islámico, un centro de reclutamiento, un depósito de municiones y un campo de entrenamiento.