El Pabellón Puente de Zaha Hadid se vistió ayer de largo para recibir la presentación del proyecto llamado a hacerle renacer en Ranillas. La Ciudad de la Movilidad, o Mobility City, se presentó en sociedad demostrando músculo a toda Zaragoza, arropado por las primeras 23 empresas que le dieron con su rúbrica el primer impulso antes de que se conozcan incluso datos esenciales como estimación de costes, plazos, reparto del esfuerzo en la financiación... Su gestor, la Fundación Ibercaja, pone en la calle una idea, la de convertir al icono de la Expo en la puerta de entrada a una referencia internacional en el debate sobre la movilidad sostenible, las smartcities, el conocimiento y la atracción de talento y de I+D+i.

Y lo hace de la mano del Gobierno aragonés, titular del inmueble, que de momento es el único que pone plazo y precio a las primeras obras, el cerramiento del edificio. Los trabajos, valorados en 1,5 millones de euros, saldrán a licitación este mes, y comenzarán después del verano. Cuando la pasarela volverá a cerrarse al tránsito peatonal.

LLAMADO AL ÉXITO

El presidente autonómico, Javier Lambán, y su homólogo de la Fundación Ibercaja, Amado Franco, dieron la bienvenida a las primeras firmas en esta aventura. Y posaron juntos en una foto, con vistas al recinto de Ranillas, para constatar que esta vez va en serio, que el fiasco del museo anunciado en el 2010 se convertirá en un proyecto «llamado al éxito», aseveró el dirigente aragonés. Al nivel, dijo, de otras experiencias de colaboración público-privada, como Aramón o Dinópolis, un modelo que está detrás de todas las iniciativas destacadas que han prosperado, y que tienen otro denominador común, Ibercaja.

Otra de las claves es basarlo en un «sector estratégico de la economía en Aragón», como es el del automóvil, y que coincidirá con la fabricación en Figueruelas del primer modelo eléctrico de Opel en el 2020, y la «convocatoria de manifestaciones de interés autonómico para favorecer inversiones en materia de I+D y asentar la industria existente y atraer más empresas» que lanzará la DGA.

Otro de los aspectos destacados de la Ciudad de la Movilidad es la revitalización del espíritu de la Expo, que dio proyección mundial a Zaragoza y Aragón. Ahora toca dar el paso, dijo, de afrontar el «liderazgo» en el debate de la movilidad y la sostenibilidad, apoyado en los avances que ya se están dando para ser referente en energías renovables. Y también reflotar el recinto de Ranillas, en el queda por rescatar del olvido a la Torre del Agua, el Pabellón de Aragón y el de España.

Pero interesa más de esa filosofía del 2008 el «consenso político» para «ocupar un espacio central y potente en la España del síglo XXI», en un proceso «federalizante» que acabe con la tradicional estructura radial que llevó durante décadas a aglutinarlo todo en Madrid. Es la hora, añadió, de la «España reticular, en red» en la que Aragón, «con Zaragoza a la cabeza», juegue sus bazas, con la logística y la cartera de servicios que ofrece o el potencial de las empresas del automóvil, para hacer de la futura Ciudad de la Movilidad «el primer paso relevante en esa dirección».

Lambán ponía así la rúbrica a la presentación de un proyecto del que se conocía ya casi todo, salvo lo que aún no existe. El Pabellón Puente aspira a convertirse a una «puerta de entrada» a la Mobility City que quiere alojarse en Ranillas con un proyecto «ambicioso pero razonable» y con «visión de largo plazo». En un edificio, el Pabellón Puente, en cuyo potencial Ibercaja siempre ha creído pese a que la crisis económica impidió hacerlo renacer antes. Así defendió Amado Franco que ahora es el momento, también para la fundación, de recordar que Aragón es «paradigma de colaboración de lo público y lo privado» y de perseguir un deseo, «unir fuerzas», también de las instituciones. «Con el apoyo de todos recorreremos este apasionante camino», concluyó.

Junto a él, su director general, José Luis Rodrigo, destacó que no existe una ciudad que «integre y vertebre» a todo ese «ecosistema» en el que se mueve el debate de la movilidad del futuro, de manera que este proyecto «ilusionante y estratégico» en Aragón, este «escaparate» nace «con vocación de ser referente, puede ser «palanca» del futuro. En el que dar relevancia a la automoción, dar a conocer el sector como polo de innovación, atrayendo talento e I+D+i, facilitar conocimiento y uso puntero de la tecnología, divulgación y «situar a Zaragoza a la vanguardia». Todo a través de un «espacio multimodal» que aúne empresas, formación, difusión y ocio.

CONDICIONES DE SANTISTEVE

También intervino el vicepresidente ejecutivo de Anfac (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Caminones), Mario Armero, para evidenciar que también es el momento para un sector que es clave en la Ciudad de la Movilidad, que afronta «retos» de futuro a corto plazo en un mundo globalizado a punto de transformarse. «En los próximos diez años va a cambiar más que en los últimos cien», dijo.

Por eso urgió a los promotores del proyecto a que «en septiembre empecemos las primeras actuaciones» para que «Zaragoza sea el centro de la discusión sobre movilidad». Recordó que no solo importa la fabricación, también la regulación, y animó a promover una mesa estatal de la movilidad, «en la que la sociedad civil lance ideas», para dar «coherencia y uniformidad» a ese futuro. Y que la Mobility City, podría ser su sede, propuso Armero.

El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, añadió el toque crítico a este renacer del Pabellón Puente, «símbolo que recuerda lo bueno y menos bueno que dejó la Expo» y que «los zaragozanos apenas han podido pisar» en diez años, dijo. Abogó por que sea el «mascarón de proa» del debate sobre la movilidad eléctrica, sobre la que el ayuntamiento ya está debatiendo -invitó a la DGA a sumarse-. Pero añadió que la ciudad «no necesita espejismos sino proyectos que dejen poso», y ofreció su apoyo, condicionado a que se cumpla «la apuesta por las energías renovables, la apertura pública del puente y amplitud de miras a la hora de entender la movilidad eléctrica, más allá del vehículo privado», afirmó el primer edil.