Muchas cosas han pasado en nuestra tierra desde los fastos del 2008. Mucho dinero se ha despilfarrado. Muchos puestos de trabajo se han evaporado. Muchas empresas han desaparecido. Pero la sincera negociación entre los sindicatos y la dirección de General Motors consiguió garantizar su producción en nuestro país y con ello salvaguardar la mayoría de sus empleo.

Tenemos un porcentaje (estructural) de desempleo juvenil y de mayores de 45 años que resulta intolerable. Pero un tejido de emprendedores socialmente responsables que apuesta por la sostenibilidad social, económica y medioambiental. Empresarios en ciernes que hacen suyas las banderas de la internacionalización y de la tecnología.

Tenemos una plataforma logística, que está considerada como referencia internacional pero ensombrecida por sospechas de fraudes y trampas. Tenemos vacíos en Zaragoza el Pabellón Puente y la Torre del Agua y en Huesca, su aeropuerto. Pero en Teruel, Dinópolis ha registrado alrededor de 80.000 visitantes solo durante este verano.

La espada de Damocles pende sobre los débiles. Las personas en riesgo de exclusión aumentan. Cada vez hay menos maestros, médicos y asistentes sociales. Pero se multiplican los ciudadanos solidarios, voluntarios y donantes. Y los medios de comunicación libres que indagan, observan y denuncian. Y son altavoces de este cambio tan profundo y sin precedentes.

Tenemos un Real Zaragoza herido de muerte tras un concurso de acreedores y que deambula por Segunda División. Pero también un CAI Zaragoza renacido y un Voleibol Teruel campeón. Y también tenemos a Teresa Perales.