Las entidades financiera aragonesas no son inmunes al desbocado proceso independentista de Cataluña, el principal socio comercial de Aragón. El temor de clientes de la comunidad vecina se está notando en forma de traspasos de fondos y transferencias a oficinas de Ibercaja, Bantierra y Caja Rural de Teruel, principalmente a oficinas situadas en poblaciones limítrofes. El montante no es de momento muy relevante y lejos de verse como algo positivo, en el sector bancario aragonés se percibe preocupación por las derivadas que puede tener una eventual secesión y la convulsión social y económica que podría desatarse en los próximos días a ambos lados.

El fenómeno se viene dando en los últimos días y ha sido especialmente visible en localidades como Fraga, donde las colas de clientes catalanes han sido constantes en las oficinas bancarias de la capital del Bajo Cinca.

Ibercaja eludió ayer pronunciarse al respecto y solo Caja Rural de Teruel se atrave a cuantificar con cifras el flujo de dinero que ha recibido en la última semana. En concreto, ha abierto en torno a 200 cuentas bancarias de clientes catalanes que han traspaso a esta entidad un volumen total de siete millones de euros. Así lo aseguró ayer a este diario el director general de la cooperativa de crédito turolense, José Antonio Pérez Cebrián, que expresó su preocupación por la deriva de Cataluña y los destrozos que puede provocar en la economía española, aragonesa y, sobre todo, catalana si la situación no se reconduce.

INQUIETUD

«El dinero no admite inseguridad jurídica. Y el empresario tampoco», afirmó, al tiempo que reconoció haber recibido consultas de empresas catalanas por locales y solares de la caja con vistas a un eventual traslado de sus sedes.

La inquietud también es total, asegura el director general, entre los clientes que la entidad turolense tiene en sus dos oficinas en Cataluña, situadas en las localidades tarraconenses de Gandesa y Batea. Esta última se abrió hace solo cinco meses fruto de un acuerdo con una cooperativa agraria local.

Pérez Cebrían subraya asimismo la «enorme inquietud» y «pesar» con que se vive esta situación en los municipios de la comarca turolense del Matarraña, que linda con Cataluña, donde las relaciones sociales, familiares y de amistad están «absolutamente cruzadas». «El indepentismo rompe la convivencia, la confianza y es un destrozo económico para todos. Todo a cambio simplemente de una ilusión. ¿Merece la pena?», se preguntó.

Por su parte, Bantierra tiene una importante presencia en la franja oriental de Aragón y también está detectando un importante flujo de cuentas y de fondos desde Cataluña. Aunque no aporta cifras concretas, la entidad habla de «varios» millones de euros en traspasos a la cooperativa aragonesa.

REFUERZO DE PLANTILLAS

Las oficinas más afectadas por esta situación se encuentran en Barbastro, Binéfar, Sariñena, Monzón y Fraga, apuntan desde la entidad, que destaca que se han registrado momentos puntuales en los que los cuatro o cinco trabajadores de cada oficina se han visto «desbordados» por la presencia de clientes de la comunidad vecina. La entidad no descarta incluso activar un plan de contingencia para reforzar el personal de estas sucursales.