Hasta ocho colectivos vecinales, sociales o ecologistas, y expertos, quisieron aportar ayer su granito de arena a un debate político sobre el azud que se evidenció enquistado en el pleno de Zaragoza. Su visión confirmó su división, sus posiciones irreconciliables y argumentos sólidos a favor y en contra. De los que pusieron en cuestión la utilidad, rescatando la discusión del 2006 sobre su construcción en la que, dijeron, fueron ignorados. Y de los que apoyan su reparación urgente, porque entienden que de no hacerlo se destrozarían las riberas.

«Debatamos el azud, abatamos las compuertas», defendía David Arribas, de la asociación vecinal La Magdalena, Calle y Libertad, quien hacía extensible su valoración a la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) y recalcó que esta obra fue fruto de una Expo donde «los plazos eran la prioridad y anuló el debate».

Frente a él, la asociación de vecinos de Vadorrey, con Pablo Polo, quien expuso que la reparación es más barata que los 65.000 euros que alega ZeC -costaría «2.000 o 3.000 euros»-, que han sido denunciados por quitar con sus propias manos macrofitos del cauce, y que esta espera en la reparación «está destrozando las riberas», ahuyentando especies que aparecieron con el azud. Además acusó a ZeC de ocultar la avería. Mostró un correo electrónico en el que una funcionaria informaba de esta «cuatro días antes».

Junto a él, Francisco Pellicer, exdirector técnico de la Expo 2008, quien subrayó que «ese nivel de agua que crea el azud es el que sirve de referencia para todo el proyecto de riberas». Es decir, que no solo es por mantener los deportes acuáticos, que defendió José María Esteban, de la Federación de Piragüismo, que habló de «clamor social» por restaurar esa lámina que tan buenos resultados está dando a esta y otras disciplinas deportivas.

José Ángel Moncayola, representando a varias asociaciones ecologistas, recordó que hace pocos días los negocios que sí tienen éxito en La Galliguera, «con 80.000 usos al año y sin afecciones al río», no tuvieron su respaldo para rechazar el embalse de Biscarrués, que acabaría con ellos. Y que Zaragoza gastó «más de 30 millones» en negocios que fracasaron. Igual que Arturo Aznar, de Coagret, quien recalcó que se defiende «al interés general», el de «poner en valor el río.

Sara Puértoles, de la asociación Asafre, que agrupa a los pueblos afectados por las riadas, añadió que llevan «más de 800 días» sin limpiarse el cauce de las obras ejecutadas en los últimos años. El problema es otro y de otros. Pero urgió reparar el azud.