El turismo extranjero crece en Aragón, que, sin embargo, está muy lejos de las cifras de comunidades como Cataluña, Valencia, Baleares, Andalucía y Canarias. Las últimas cifras disponibles, facilitadas por el Instituto Nacional de Estadística, registran en el primer semestre un incremento del 12,75% respecto al 2014, hasta totalizar 112.451 personas, en Zaragoza.

Pero es que la capital aragonesa es un poderoso foco de atracción, situado en una encrucijada de autovías y autopistas muy transitadas y dotado de aeropuerto. En el resto de la región, los visitantes extranjeros son menos numerosos, con excepción del Sobrarbe, donde su cercanía con Francia y sucesivas campañas de promoción han conseguido captar visitantes galos, holandeses, belgas e incluso israelíes.

En Jaca, situada a solo 30 kilómetros de la frontera francesa, el turismo exterior supone solo un 10% del total, según Pedro Marco, responsable de la asociación de empresarios local. Con todo, la ciudad y su comarca se benefician del paso de turistas por el Somport, aunque, realmente, la mayoría de las veces, solo sea un turismo de paso.

Y lo mismo puede decirse de todas las localidades situadas junto al eje norte-sur que trazan la N-330 y la autovía A-23, entre Candanchú y el límite con la Comunidad Valenciana. En verano, con especial incidencia este último, esta vía canaliza un intenso tráfico internacional que se dirige a las playas de Cataluña y Levante y para el que Aragón es solo un territorio que se atraviesa camino del mar.