Otro argumento del PSOE para defender en el Senado que se expulse a la Fundación Francisco Franco del registro del Ministerio de Justicia es que podría estar vulnerando la ley de secretos oficiales, al disponer de 30.000 documentos, algunos reservados, otros simplemente desconocidos hasta ahora, del dictador y sus gobiernos.

Un índice de esos documentos puede consultarse ya en la página web de la fundación. De entre esos archivos franquistas algunos dejan ver parte de la oscuridad y represión de posguerra: varios informes son de la siniestra Dirección General de Seguridad franquista.

Un documento de 1941 y otro de 1944 hablan sobre las actividades del PSUC en Cataluña. También hay una lista de personas supuestamente pertenecientes a la masonería, con fecha de 1942. Los informes sobre la represión abundan en los años 40: anarquistas en Málaga, comunistas en Ciudad Real, «comunistas y separatistas» en Barcelona (1944)…

Dos documentos del archivo hacen referencia a la invitación del abad Aureli Maria Escarré a Franco, y su posterior testimonio de gratitud, tras su visita al monasterio de Montserrat en 1949. Tiempo después, en 1966, se redacta un informe sobre «actividades separatistas de algunos sacerdotes» en Barcelona. De ese año es otro informe sobre las «actividades subversivas estudiantiles y en la facultad de Ciencias de Barcelona».

Intrigas militares

Hay también documentos sobre algunas intrigas de militares supuestamente franquistas en favor de don Juan de Borbón, vigilancias a su casa en el exilio de Estoril (Portugal), escuchas a la embajada británica en Madrid… También alguno sobre el hermano de Franco, el aviador Ramón, donde se recoge que su futura esposa, Engracia Moreno, «trata de atribuirle un hijo que tuvo con otro hombre». Muchos años después, otro informe recoge una imagen de una de las nietas de Franco, Carmen Martínez-Bordiú, en la que se la ve alternando con Manuel Benítez, El Cordobés.

El archivo franquista recoge correspondencia privada entre el dictador y otros gobernantes. Así, hay cartas del argentino Juan Domingo Perón, el pésame de Franco a la muerte de Roosevelt, que recibe la respuesta norteamericana bajo el encabezamiento: «Mi querido general», cartas con Richard Nixon y unas fotografías de la superficie lunar que le envía a Franco el presidente Lyndon B. Johnson. Un documento de 1964 habla de la posibilidad de fabricar en España «bombas de plutonio».

No faltan algunas otras obsesiones más frívolas de Franco. La «indecencia» en el teatro y en el cine se denuncia en un informe fechado en 1974 a cuenta de la representación en España de Jesucristo Superstar.

La caza

El que fuera vicepresidente del Real Madrid, Raimundo Saporta, informa a Franco de que el equipo se ha encontrado manifestaciones en su contra a su llegada a Turín en 1963 para jugar contra la Juventus. Y aparece, claro, la caza, una de las pasiones del dictador y que fue también una herramienta útil para medrar en los vericuetos de aquel régimen.

Un informe reservado recoge la lista de todas las personas que fueron invitadas por Franco a las cacerías de Gredos entre 1940 y 1957. Algunas veces, las monterías no acababan hasta que Franco cobraba su pieza.

Un archivo fechado el 16 de octubre de 1965 recoge una información del inspector de caza: se ha encontrado «el venado que hirió» Franco un mes y un día antes, el 15 de septiembre de aquel año.