Las máquinas entraran mañana en La Romareda después de que el Ayuntamiento de Zaragoza haya decidido acometer las obras de urgencia de forma subsidiaria ante el riesgo que entraña la falta de mantenimiento del estadio de fútbol. Los trabajos se prolongarán durante los próximos tres meses y generarán un coste superior a los 250.000 euros. Quién debe asumir esta inversión es el principal punto de discordia entre el Real Zaragoza y el consistorio.

Los trabajos se centrarán en dos partes: los focos y la cubierta de la zona de tribunas. En ambos casos habrá que hacer un cambio en los anclajes que sujetan las plataformas debido al mal estado en el que se encuentran y que reducen su capacidad de resistencia.

En el caso de las luminarias, el problema se presenta en el mástil que sujeta la parrilla en la que se instalan los focos. Este anclaje entre ambos elementos está desgastado, deteriorado y oxidado y es el que se reparará. En cuanto a la cubierta, desde Urbanismo explicaron que con la última ampliación del graderío en la zona de tribunas este y oeste se tuvo que levantar un pilar que se unió a uno ya existente. Estos anclajes también se han desgastado. Aunque no hay riesgo de caída, la normativa actual exige una capacidad de resistencia que hoy en día no está garantizada.

Fuentes de Urbanismo informaron de que el calendario inicial de obras será de dos o tres meses, aunque no descartan que se amplíe ya que, al no trabajar sobre un proyecto previo, puede que haya que realizar más trabajos de los esperados. Durante la jornada de hoy los técnicos se dedicarán a evaluar y revisar los puntos detectados y mañana comenzarán los trabajos. Las obras estarán sin terminar al inicio de la liga.

SORPRESA

El anuncio lo realizó ayer el concejal de Urbanismo durante la comisión de su área. La decisión se tomó el martes, tras varias conversaciones con el club, y ayer se hizo el encargo a las empresas Ingemetal e Idom. Ambas han sido elegidas por los técnicos municipales al tener relación directa con el estadio. La primera fue la encargada de la colocación, precisamente, de los anclajes, y la segunda redactó el informe del estado actual del campo.

El procedimiento de urgencia se ha hecho mediante providencia y con carácter subsidiario. Es decir, el ayuntamiento se hará cargo de la inversión y posteriormente le enviará la factura al club al considerar que, jurídicamente, es quien debe asumir el gasto. Según Muñoz, existe una cláusula en el contrato por la que la concesionaria tiene la obligación de encargarse del mantenimiento del estadio y, en caso de no ser así, de asumir los costes de las reparaciones.

El club discrepa y el Gobierno de la ciudad, consciente de la mala situación económica por la que pasa, le ofreció la posibilidad de realizar un pago alternativo como el regalo de entradas, espacios publicitarios o la presencia de los jugadores en determinados actos públicos. Una propuesta que se puso sobre la mesa esta semana pero que no prosperó. Sin embargo, Muñoz insistió en que seguirán negociando con la concesionaria alternativas para asumir la cantidad de las obras.

CRÍTICAS

La oposición fue cauta en sus declaraciones, salvo el PP. El popular Pedro Navarro manifestó su deseo de que "los zaragozanos no sigan pagando el sectarismo de ZeC". "Dice que el Real Zaragoza no va a pagar con dinero, ¿y cómo se va a pagar a las empresas, con camisetas?", ironizó. Navarro recordó que el club está en precario por lo que no tiene que asumir el coste de los trabajos, algo que negó Muñoz ya que no se trata de una inversión nueva, sino de un problema de mantenimiento y reparación.

Desde el PSOE, Lola Ranera, le recordó que "el Pablo de IU" votó en contra de la firma de un convenio con el Real Zaragoza y, ahora y en consecuencia, el consistorio es el que tiene que pagar "la gracia". Desde C's, Alberto Casañal, aplaudió el anuncio realizado al considerar que es el momento de iniciar estos trabajos a pesar de que no hayan finalizado cuando comience la liga de fútbol. Leticia Crespo, de Chunta, compartió que sea la concesionaria la que tenga que asumir íntegramente el coste.