La capital aragonesa dio ayer un paso más hacia una política de tratamiento de los residuos más responsable. Fue con la puesta en marcha del nuevo contenedor marrón de recogida selectiva de desechos orgánicos en el Actur, y lo hizo con buen pie, dada la positiva respuesta de los vecinos del barrio a esta medida. Prueba de este recibimiento es que, desde que el pasado 22 de junio arrancara la campaña Dale al marrón que informa de esta prueba piloto, unas 6.000 personas ya han acudido a los expositores informativos dispuestos en las puertas del centro comercial Grancasa y del hipermercado Carrefour, donde también se les ha entregado un kit de bienvenida. En la misma línea, si el consistorio zaragozano calculaba el lunes que un tercio de los vecinos del distrito ya se había sumado a la iniciativa, ayer auguró que en septiembre alcanzará a la mitad de los habitantes del Actur.

De otros distritos

«La campaña está yendo bien, está tendiendo bastante acogida de los vecinos», explicó uno de los educadores ambientales al frente de los stands informativos. Pero no solo acuden los residentes del barrio a conocer este proyecto, también «mucha gente de fuera porque le gusta, lo escucha por la radio o lo leen en los periódicos y se quieren informar», matizó.

La idea la comparten desde la Asociación de Vecinos Actur-Rey Fernando. Su presidente, Emilio Rodríguez, destacó que fueron ellos mismos los que pidieron que esta prueba piloto se desarrollara en su barrio, por lo que están «totalmente concienciados y convencidos de la bondad del proyecto». Sobre la medida, recordó que ya está vigente en otros países, como Suecia, desde hace muchos años y que, además, sirve para adaptarse ya al objetivo marcado para el 2020, que busca que la ciudad al completo adopte esta práctica. Para Rodríguez, la cifra de hogares que ya se han adscrito a la iniciativa es prueba de su aceptación, «y en cuanto la gente vea cómo funciona, se apuntarán bastantes más», añadió el presidente.

Acerca de cómo se ha ido desarrollando esta campaña, las jornadas iniciales fueron intensas y se entregaron muchos de los aproximadamente 6.000 cubos que ya tienen los habitantes del Actur. Como explica el encargado del puesto informativo, «los primeros días fueron muchísimos» los vecinos que se acercaron a por su kit, mientras que, después, han entregado de 50 a 100 al día entre los dos expositores. Muestra del interés que mantiene el vecindario es el goteo constante de personas que ayer al mediodía se acercaban a informarse sobre esta campaña. En ese sentido, cabe precisar que los dos stands se mantendrán hasta el 28 de julio y que regresarán del 4 al 15 de septiembre.

Dudas consecuentes

Cabe matizar que, en esta prueba, los 127 contenedores marrones no se han incluido en todo el distrito, sino que se han dispuesto en cada isla de recipientes de residuos en una zona que, aproximadamente, encierran la calle Valle de Broto, la Z-40 y la carretera de Huesca. «Viene mucha gente a preguntar de la calle Salvador Allende, pero allí no llega, o de Parque Goya, que tampoco la alcanza», explica.

Aunque ha comenzado a buen ritmo esta iniciativa, lógicamente no todo el mundo tiene claro cómo funcionan algunos de sus pormenores. Sobre las principales dudas que tienen aquellos que se acercan al puesto de información, detalló el ambientólogo que especialmente atañen a diferenciar la basura «de siempre» con lo que corresponde a este nuevo contenedor. De la misma forma, el educador añadió que otra de las preguntas principales cuestiona si los desechos han de volcarlos dentro de una bolsa de plástico. Más dudas que le plantean los usuarios pasan por conocer la conveniencia de algunos residuos específicos, como las cápsulas de café (que no admite este contenedor) o el papel de cocina.

Acerca de este último caso, precisó que depende de la materia de la que están impregnados: si son restos de alimentos, sí se pueden echar a este contenedor marrón, mientras que si se trata de, por ejemplo, productos de limpieza, «entonces ha de ir al cubo de la basura» de siempre. Y, cómo no, si el papel está limpio, aunque se haya usado, su sitio será el contenedor de papel. «La gente sigue todavía confusa porque acaba de empezar la campaña; hoy -por ayer- es el primer día de recogida», remachó el experto.

De la misma forma, recordó que el kit de bienvenida, que incluye una guía informativa, un imán de nevera y la llave del contenedor, también se compone de un cubo de 10 litros de capacidad, que se entrega para que se use en cada hogar que participe.

Beneficios ambientales

Sobre los efectos positivos de esta práctica, el educador afirmó que los restos orgánicos suponen el 40% del peso de la bolsa de basura total. Evitar que este volumen de desperdicios llegue al vertedero tiene una doble vertiente beneficiosa: en primer lugar, se alarga la vida de estos depósitos y, además, se evita la producción de biogás, un combustible que puede provocar problemas en los vertederos, como incendios, y que resulta nocivo para el medio ambiente al fomentar el efecto invernadero.

No será el único beneficio de la campaña. Lo recogido por el contenedor marrón se procesará en el Complejo para el Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza (CTRUZ) y, posteriormente, se empleará para hacer compost, que servirá de abono en los parques y jardines de la capital aragonesa.