Antes de que en España se votara la Constitución, miles de aragoneses abarrotaron las calles de Zaragoza reclamando la autonomía plena. Hace hoy exactamente 36 años. No fue la última vez en la que de forma masiva los ciudadanos reivindicaban autogobierno y más nivel descentralizador, infraestructuras pendientes y solucionar agravios casi seculares. En el 2014, Aragón tiene un nivel considerable de autogobierno tras tres reformas estatutarias que podían haber sido aún más ambiciosas pero ve cómo la mayoría de sus demandas (hidráulicas, viarias, y políticas, principalmente) siguen pendientes. Se ha pasado de la ilusión reivindicativa a la desazón e indiferencia ante el día grande de la comunidad.

Algunos de los protagonistas que vivieron los hitos de la autonomía en las tres décadas anteriores reflexionan en estas líneas sobre la historia del Aragón democrático, en el que recuperó parte de sus instituciones milenarias y parte de su autoestima, hoy diluida entre visiones secesionistas al este y tentaciones recentralizadoras al oeste.

PROBLEMAS Y SOLUCIONES "El 23 de abril es en la actualidad un motivo de celebración y también de reflexión en torno al presente y futuro de nuestra comunidad. Un momento que debemos analizar en el contexto global en el que nos hayamos, pero donde lo propio, lo cercano, las raíces, son el punto de apoyatura y la referencia inmediata". Quien así habla es el actual presidente de las Cortes, José Ángel Biel, y presidente del PAR, testigo y protagonista principal del Aragón de los últimos 35 años. Evolucionando a tesis más autonomistas que en sus inicios como diputado de la UCD, considera que "la mayoría de las soluciones a los problemas cotidianos de los aragoneses vendrán desde Aragón, y será nuestra capacidad, perseverancia, talento e ilusión los que determinen el futuro de nuestra comunidad y de todos los que en ella vivimos".

OBJECIONES Ángel Cristóbal Montes, que también fue presidente de las Cortes, diputado en esta cámara por el PP hasta hace dos legislaturas y constituyente en San Jerónimo por el PSOE, ofrece una visión pesimista: "Me da mucho miedo el federalismo, que es un modelo perfecto pero no apto para menores. Además, todas las fórmulas federales se han hecho siempre desde las Constituciones, y aquí se quiere hacer al revés. Se requiere un elevado grado moral e intelectual que no tenemos".

Cristóbal Montes considera que el nivel de competencias logradas es "medio" pero asegura que el problema no ha sido tanto el nivel de autogobierno como la falta "de gobiernos eficaces, capaces, con categoría y suficiente altura". Para este catedrático de Derecho Civil, Aragón "no ha tenido ningún Gobierno, salvo el de Hipólito Gómez de las Roces, con un Aragón pensado, con objetivos claros", y ahí considera que está el mayor problema de Aragón: "Han sido gabinetes menores y el actual no es ni eso, es un mueble de cocina. Produce sonrojo fijarse como único objetivo equilibrar las cuentas, que es algo que nunca es un objetivo político, sino un objetivo de mero gestor. Y encima, fracasa. Este Gobierno es, salvo excepciones, de menores de edad".

Hipólito Gómez de las Roces conserva, pasados los 80 años, la lucidez intelectual y el interés por los aconteceres diarios en la vida social y política aragonesa. Primer presidente democrático aragonesista (1987-1991), consolidó los cimientos autonomistas y se esforzó --sin mucha suerte-- por situar a Aragón en una posición central. "Se podrá disentir de algunos logros, pero no decir que vamos peor que antes. Nuestra autonomía es susceptible de muchos avances pero nadie podría negar que ahora hay camino y de no andarlo la culpa será esencialmente, nuestra", remarca Gómez de las Roces, para quien la autonomía "no es un trampantojo a menos que lo sea todo en la vida política".

El expresidente teme retrocesos: "Creo en la autonomía tanto como creía cuando carecíamos de ella y la predicábamos; pero temo que por excesos de unos o de otros, echemos a rodar lo básico de lo conseguido, sin olvidar que aún está latente el riesgo de nuevas discriminaciones. ¿Se introducirá un nuevo tratamiento desigual, cómo vuelve a sugerirse para contentar a los que siempre estarán descontentos porque en eso se funda su política de pedir más?".

Los actos han dejado de ser masivos y se ha perdido la calle, a pesar de que en los últimos años ha habido intentos --en especial por las formaciones nacionalistas-- para recuperar el ambiente popular que tuvo la fiesta hasta mediados de los noventa.

LA VISIÓN NACIONALISTA Se ha perdido la ilusión. Así lo ve Azucena Lozano, fundadora de CHA y primera presidenta de la formación, en 1986. Con ella creció el partido y se celebraron las primeras fiestas del 23 de abril. "Ahora somos más pragmáticos. Recuerdo la ilusión que teníamos por reivindicar nuestras aspiraciones para estar mejor y que hubiera más justicia social. Ahora somos conformistas. No sé si es la crisis o que nos han robado las ganas. Sí veo que en aquella época hasta el PP reivindicaba y se manifestaba por la autonomía, y ahora los mensajes son más preocupantes. Estamos en un túnel y desconocemos el paisaje que nos espera cuando lo pasemos, ni lo que dejaremos a las generaciones futuras", dice.

Santiago Marraco, primer presidente democrático y cuyo autonomismo le generó problemas en el PSOE, consideraba a este diario, con motivo de los 30 años de la constitución de su Gobierno, que el mayor problema de Aragón es "la falta de coherencia y la carencia de liderazgo y proyecto político". Que el futuro sea próspero.