Los primeros ruidos alertaron a los vecinos sobre las 10.30 horas de ayer. El alboroto de maquinaria y escombros presagiaba lo peor, comenzaban los trabajos para derruir las antiguas estructuras de Averly. "Han arrasado con todo, incluso con los árboles" lamentaba una vecina del barrio al pasar por la zona. "Ayer vimos mucho movimiento y luces en las oficinas. Me imagino que entraron la maquinaria entonces", apuntó.

Sobre las 13.00 horas una técnico del Ayuntamiento de Zaragoza entraba a comprobar cuestiones técnicas sin atender a los medios. Volvía más tarde, escoltada por dos agentes de la Policía Local, para inspeccionar la zona sin conseguir entrar a las instalaciones de nuevo. En esos momentos, la noticia corría por las redes sociales y varias asociaciones, entre ellas Apudepa (Acción pública para la defensa del patrimo aragonés) y convocaban, a través de Twitter, una manifestación frente a las puertas de la factoría a las 17.00 horas.

Unas 60 personas se concentraron en señal de rechazo ante un hecho ya irremediable. Sin pancartas y sin lemas, solo unieron voces para gritar, en leit motiv, ¡vergüenza!, a la salida de un coche de la empresa demoledora. Entre los corrillos de conversación, los asistentes, jóvenes en su mayoría, manifestaban su repulsa ante la pérdida de la factoría. Y entre las conversaciones también había lugar para los bienes de Sijena. "No defender Averly como patrimonio de Aragóny reivindicar los bienes expoliados por Cataluña, carece de sentido", comentó un estudiante de Historia.

Puntual, a las 16.45 horas aparecía el concejal del área de Urbanismo y Sostenibilidad, Pablo Muñoz, quien con pesar comparecía ante los medios de comunicación. "Estamos tristes, la ciudad no se merecía esto", comentó, y añadió que "la historia juzgará y pondrá a cada uno en su sitio". El concejal recriminó que "los políticos que decidieron demoler Averly serán la vergüenza de las futuras generaciones".

Por su parte, el presidente de Apudepa, Carlos Bitrián, comentó que fue un acto de "deslealtad por parte de la empresa Brial a la ciudad", y anunció que "seguirán luchando para que no se derribe el resto".