La líder de la oposición Inés Arrimadas inauguró ayer un nuevo frente contra el nacionalismo en el que espera sumar a toda la oposición para contrarrestar las anunciadas aspiraciones del presidente electo de la Generalitat, Quim Torra. Todos coinciden en que debe desprenderse de la larga sombra de Carles Puigdemont y no descarrilar la vía de la legalidad, algo que dudan al oír sus alegatos sobre la «república catalana» en sus discursos de investidura.

Tras estudiar a fondo sus controvertidos artículos y tuits, la dirigente naranja hurgó en su «xenofobia y populismo», y se encomendó a luchar contra el nacionalismo, por considerarlo «lo más anacrónico del siglo XXI», y evitar que la Generalitat reme a contracorriente de Europa. «No es una opción, es una obligación», animó al resto de fuerzas constitucionalistas.

Para ella, Torra «se reafirma en el choque» porque entona un discurso «identitario y excluyente». Y le reprochó que reivindique una voluntad de «recuperar las instituciones cuando lo que quiere es cargárselas», con su predisposición a forjar una asamblea de electos paralela al Parlamento de Cataluña y un «Consell de la República» que se comande desde Berlín. Pero Arrimadas le avisó de que no logrará «ser el presidente de todos los catalanes, y tampoco de la república».

Por su parte, el líder del PSC, Miquel Iceta, le pidió al coronado presidente que aclare si actuará de acuerdo con la ley y le alertó de que, de no ser así y de decidirse a emprender el camino hacia la república catalana, «esto acabará como el rosario de la aurora, o sea, en batalla campal».

«LA RAZA SOCIALISTA»

Él también tiró de hemeroteca y recuperó un artículo en el que Torra señalaba que la «raza del socialista catalán» se había extinguido ya desde mediados de los 70. Y le preguntó si para alguien que admira a los hermanos Badia, solo es catalán el que habla catalán. «¿Hay buenos y malos catalanes?», le cuestionó, inquieto por su «sospechoso» pensamiento contra todo lo español.

Los comuns también cargaron con dureza contra sus ideas, asegurando que su candidatura «inhabilita» amplias alianzas. No ha sido personal, sino que Xavier Domènech lo hizo extensible a ERC por haberse plegado a esta investidura, y a la CUP, por no impedirla.

Arrimadas tampoco escatimó críticas a Mariano Rajoy por no haber probado a vetar el voto delegado de Puigdemont y Toni Comín. «Es más indignante aún que un señor que ha dado un golpe de Estado y que está en Berlín vaya a dar el voto sin que el Gobierno de España lo recurra», atizó. El líder del PPC, Xavier García Albiol, no quiso entrar al trapo y le pidió que haga su trabajo al frente de la oposición porque Torra «está decidido a convertirles en invisibles».

Asimismo, Albiol le advirtió al nuevo presidente de la Generalitat de que Rajoy no se va a sentar a negociar «cómo se trocea España» y le alertó de que «está en su mano que el autogobierno de Cataluña no se tenga que volver a intervenir».

Iceta se sumó a la advertencia: «Como no queremos otro 155, les alentamos a que no lo vuelvan a provocar».