El Gobierno de Aragón va a tomar las riendas de la estación internacional de Canfranc (Huesca) con un proyecto que supone recuperar todos sus edificios para transformarlos en cuatro años en un centro de atracción turística, preservando a la vez su función de terminal de trenes. Se trata de un plan con un coste de 35,10 millones de euros que incluye, antes de empezar las obras, la construcción de una nueva estación y la modificación del trazado de las vías para separar la futura zona residencial y de equipamientos del resto de la explanada, que abarca 196.000 metros cuadrados.

Los edificios ahora en desuso y prácticamente abandonados, que se reparten por un espacio de 133.1906 metros cuadrados, se convertirán según el proyecto en apartamentos, tiendas, locales de restauración y de ocio y hoteles. Entre ellos habrá amplias extensiones de zona verde y una gran plaza pública, así como estacionamientos de vehículos e instalaciones deportivas.

La antigua estación se dedicará a usos terciarios (servicios) y hangares y almacenes acogerán viviendas, hasta un máximo de 130, así como un museo del ferrocarril y equipamientos culturales relacionados con el Camino de Santiago y la Universidad de Verano de Jaca.

"SIN MEGALOMANÍAS"

"Es un plan sin megalomanías, no es un pelotazo", subrayó el consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro, que ayer presentó el plan en compañía del director general de Urbanismo, Carmelo Bosque, y del alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez, en la sede del Gobierno de Aragón. "No queremos hacer caja", insistió Soro, que aseguró que el proyecto "no tiene nada que ver" con anteriores propuestas sobre la estación de Canfranc basadas en la especulación inmobiliaria.

La función ferroviaria, por su parte, se trasladará algo al oeste, a la zona más cercana a la montaña, una operación que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), propietario del 95% de la explanada ferroviaria, "no quiere que le cueste dinero", según explicó Carmelo Bosque.

El objetivo de la DGA es que este profundo cambio empiece en el 2018, de forma que esté a tiempo para el 2020, año en el que debería estar en funcionamiento toda la línea férrea entre Huesca y Pau. Por eso Soro ve con optimismo la reapertura al tráfico de trenes del tramo Oloron-Bedous a partir del próximo mes de junio.

Sin embargo, parece no tener en cuenta que Aquitania carece de recursos para reabrir la línea hasta la boca norte del túnel de Somport, que cuesta más de 300 millones de euros.

Las cifras demuestran que la parte más débil del plan es la financiación. El propio director general de Urbanismo señaló que existe un desajuste de ocho millones de euros entre los gastos (35 millones) y los ingresos previstos (27 millones).