Aragón mira atentamente los pasos que se están dando en Zaragoza para impulsar la separación en origen de los residuos orgánicos --se debate entre el quinto contenedor y la recogida puerta a puerta-- así como el acuerdo del ayuntamiento con la diputación provincial para que los 292 municipios restantes puedan llevar su basura en el futuro al ecovertedero de la capital. Pero si algún día se barajó esto como solución para toda la comunidad, la DGA hoy considera «inviable» hacerlo en el caso de Huesca y Teruel y también construir una o dos plantas similares al Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos de Zaragoza (CTRUZ).

Este es el único que cumpliría con los requisitos técnicos que exige Europa para el tratamiento y la fabricación del compostaje de calidad que permitiría reutilizar el 50% de toda la basura que se genera a partir del 2020. O con el de no sobrepasar el 35% del porcentaje en peso de la materia orgánica biodegradable. Dos indicadores que marcarán el límite entre los ayuntamientos que cumplen y los que serán sancionados y que Aragón hoy tiene muy lejos. El primero es del 25%, aproximadamente. El segundo, del 43%.

PLANIFICACIÓN

La directora general de Sostenibilidad de la DGA, Pilar Gómez, explicó en declaraciones a este diario que lo que ha hecho la provincia es impensable para el resto del territorio por los costes y que, en el caso de Huesca y Teruel, «sería un fracaso tener que ir a grandes plantas de separación en destino». Una fórmula que no hace tanto se barajaba para el próximo Plan GIRA (Gestión Integral de los Residuos en Aragón) que ahora ella está trabajando y que confía presentar «en primavera». Será «un borrador que abriremos a todos los actores que intervienen en el proceso». Un documento que apunta a la «planificación», que es la responsabilidad del Gobierno autonómico, ya que la de tratar y reciclar es de los ayuntamientos.

Estos hoy trabajan a través de consorcios que agrupan a municipios, con las comarcas y otros agentes sociales que serán los que participen de este nuevo modelo de separación y reutilización que urge acelerar, reconoce. «Otras comunidades llevan tiempo trabajando y en Aragón acabamos de empezar a realizar pruebas piloto», admite.

Es el caso de la Hoya de Huesca, el Cinca Medio, el Matarraña o el Alto Gállego, por ejemplo, que están ahondando en la que será su principal apuesta en el Plan GIRA: «la inversión en la separación en origen para garantizar un compost de calidad que luego se pueda utilizar en los jardines o en la agricultura».

Dependerá de los consistorios decidir qué hacer, aunque Pilar Gómez entiende que «fórmulas como el compostaje doméstico o comunitario sería una buena solución para municipios de poca población». O que el contenedor con llave puede hacer remontar las cifras rápidamente. Porque en ellos es clave la «concienciación de los ciudadanos», que se apuntan y comprometen a separar de forma idónea.

Así, la DGA aboga por una separación inicial de calidad y «acudir a pequeñas plantas de tratamiento, más económicas y viables». Y que los pueblos decidan hasta cuánto esforzarse. La fórmula de Zaragoza es viable «para mover más de 100.000 toneladas al año». Y en Huesca y Teruel son menos de 90.000 y 60.000, respectivamente. «Si se trabaja bien, estamos a tiempo de cumplir con Europa en el 2020», añadió la directora general de Sostenibilidad, aunque en esta misión también es clave «trabajar mucho en el medio rural».

El cumplimiento de esos dos indicadores depende de la implicación de la ciudadanía y los grandes productores de residuos, las empresas comerciales y de hostelería, con las que, apunta, se debería trabajar especialmente. Pero también con las personas mayores para favorecer la mentalización.

El objetivo sería, en opinión de Pilar Gómez, «reducir el porcentaje de los residuos que llegan al vertedero». A su juicio, proveer de capacidad suficiente con un complejo como el de Zaragoza sería «un fracaso», el de no lograrlo en origen.