La A-132 está de moda y pueblos como Ayerbe o Murillo de Gállego se saben protagonistas. Está fuera de servicio el Monrepós, al que no se le guarda especial cariño por haberse quedado una autovía que, por las características del terreno, ellos creen que les tocaba a ellos. Ahora reciben a los damnificados de su cierre, temporal, eso sí. Que no son tantos estos días, aseguran, y solo en horarios muy concretos, en los de ir o regresar del trabajo. Las víctimas de su construcción reciben ahora a las de su hundimiento.

«La única diferencia es que este tráfico solo se veñia antes los viernes y los domingos. Ahora cada día es domingo», brome Marta Castán, empleada del restaurante Los Mallos en la travesía de Murillo de Gállego, quien destaca que «tampoco es una locura» y «quizá sería bueno que esto sirviera para que se dieran cuenta de que tienen un poco olvidada esta carretera y la arreglaran».

Porque los baches y socavones que ellos padecen a diario, la ausencia de arcenes y un largo etcétera de deficiencias son las que ahora tienen los nuevos vehículos, que no son visitantes sino que están de paso. «Esto es lo que pasa cuando falla Monrepós, que esta es la única alternativa. Deberían tenerlo en cuenta y cuidarla más», recalca José Enrique y Manuel, también en la localidad de La Galliguera. Ellos sí lamentan los perjuicios que les toca vivir ahora. «Hay que salir con más antelación, una hora antes, y cuando coges un camión en el camino se tarda mucho más», apuntan. «No es problema hacer 42 kilómetros más, es tardar el doble de tiempo el problema», añaden.

Como los vecinos de Ayerbe, aseguran de forma categórica que «esta carretera no está preparada para sustituir a Monrepós». Estos, ayer, seguían viendo pasar tráilers, autobuses, maquinaria de obra... Pero «no tiene nada que ver con lo del viernes, cuando los coches se tocaban unos con otros», explica Eugenio sentado en un banco de la travesía contemplando el espectáculo. «Se ha multiplicado por tres el tráfico», estima a ojo. Aunque todos pasan de largo.

«Las que más lo han notado son las panaderías», apunta Luis, propietario de O Callejón de Belchite, que lamenta que estos días no haya grandes aparcamientos con los que tentar a los nuevos visitantes. Y la carretera, «no la han arreglado en 40 años y no lo harán ahora».

Ciertamente, los refollaos de Ayerbe tienen mucho éxito. «El fin de semana se agitaron», admite Elena, de la panadería Ascaso. «No me importaría que Monrepós siguiera así dos semanas más», añadía.