La cuesta de enero del 2012 va a ser una de las más duras de los últimos años. Con una tasa de paro del 16% y en un contexto generalizado de pérdida de poder adquisitivo, muchos ciudadanos van a tener que hacer auténticos malabares para afrontar el encarecimiento de algunos servicios básicos (hipotecas, transporte público, gas, IRPF, IBI...). El incremento del precio de los carburantes complicará aún más la tarea y, de hecho, ya se está dejando notar en el bolsillo de los aragoneses.

"Antes mucha gente llenaba el depósito, pero cada día tenemos más repostajes de 20 o 10 euros", indicaba ayer un trabajador de una gasolinera de Zaragoza. Una práctica que conoce bien el joven Raúl Ansón, que últimamente intenta ajustar al máximo el gasto en carburante. "Echo de diez euros en diez euros porque así controlo mejor cómo llego a fin de mes", explicaba ayer el zaragozano poco después de repostar apenas ocho litros de diésel.

Tal y como están los precios del combustible, más de uno se lo piensa dos veces antes de coger el coche para ir al trabajo o irse de vacaciones, y la alternativa del bus o del tren gana muchos enteros. "Antes siempre iba al trabajo en mi coche, pero cada día me gastaba más dinero entre gasolina y zona azul, así que decidí ir en bus que me sale más barato", explicaba ayer Jorge Mateo.

Además de en las ciudades, el tráfico también ha bajado mucho en las carreteras, tal y como apuntaba Javier Colmenero, un trabajador zaragozano acostumbrado a viajar por razones de trabajo. "Desde el comienzo de la crisis veo menos coches y, sobre todo, menos camiones", destacaba ayer Colmenarejo.