El precio del abastecimiento del agua para el Ayuntamiento de Zaragoza tiene tres patas fundamentales: el peaje pactado con la empresa estatal Acuaes por el recrecimiento de Yesa, el consumo del agua que procede del pantano y que es de más calidad porque llega del Pirineo y el que hace del Canal Imperial o directamente del Ebro. Una ecuación que durante años le ha supuesto al consistorio tener que dedicar más de cinco millones de euros anuales por el líquido elemento. Y que en tiempos de crisis obliga a rebuscar la fórmula más óptima de combinarlas para elegir entre la máxima calidad o la máxima eficiencia en la factura que abona el ciudadano con sus impuestos.

Porque la clave está en que beber agua del Pirineo cuesta casi cuatro veces más dinero que hacerlo con la captación del Canal Imperial. Once céntimos por cada metro cúbico traído de Yesa y 3,3 si viene del canal. Hasta ahí parece sencillo dejar en manos de la decisión política de dónde servir el agua a los zaragozanos. Pero no es exactamente así.

Calidad frente a ahorro

La realidad es que Zaragoza, por tener garantizada una reserva de agua del Canal Imperial, pagaría 1,2 millones de euros tanto si consume los más de 36 hectómetros cúbicos a los que esta le da derecho como si no utilizara ni una gota. Es su contribución, lógicamente también, para que se mantenga en buenas condiciones de uso una infraestructura hidráulica que ha sido y es fundamental para la capital.

El problema es que, ya que se pagan 1,2 millones por esta reserva, en los últimos años se ha decidido que es mejor hacer uso de ella al máximo. Y se cuadra al milímetro. En el último año se recibieron 36,67 hectómetros cúbicos del Canal Imperial, que es como decir que el 62% de los litros que bebieron los zaragozanos procedía de esta fuente.

Poco más de un tercio

Así que la economía echa abajo una apuesta que en época de bonanza tuvo una excelente acogida, cuando se aseguraba que Zaragoza bebería el 100% del agua que consume procedente del Pirineo. La realidad hoy es que esta representa el 36% del total, 21,29 hectómetros cúbicos que le cuestan a la ciudad 2,34 millones de euros al año. Es decir, con casi la mitad de agua consumida se ha pagado más del doble que por la del Canal Imperial. El 2 % restante, por cierto, se capta directamente del Ebro (1,18 hectómetros cúbicos al año en Zaragoza).

Con todos los datos en la mano, es fácil sacar las cuentas. Cuando el agua de Yesa llegó a Zaragoza, en el 2010, se prometió que todo el abastecimiento de la capital procedería del Pirineo. Eso cuesta 6,49 millones anuales en base al consumo actual de la ciudad (59 hectómetros cúbicos al año). Es de mejor calidad que la del canal, y más cara, ya que si toda se captara de este la factura sería de 1,94 millones. Ese es el debate: ¿Qué agua quiere beber Zaragoza y a qué precio? De su respuesta deriva si tiene sentido o no recrecer Yesa para ella o su población es la excusa.